Ibones de Millares y Lenés

 25 de Julio de 2025. Los ibones de Millares y Lenés tienen un especial significado para mí ya que son el escenario de mis primeras experiencias de infancia en la alta montaña. Fui uno de los miles de niños (en aquellos años sólo éramos niños) que pasaron por el campamento Virgen Blanca, un campamento  que por aquel entonces se enorgullecía de hacer cultura montañera. Uno de los slogans que utilizaba para atraer acampados era, creo recordar, "¿conoces el placer de subir una montaña?. Afortunadamente, llevo muchos años disfrutando del placer de subir a las montañas.


Hemos aparcado en el espacio habilitado junto al camping El Forcallo, a partir de aquí el transito con vehículos no está autorizado. Subimos por un sendero que nos evita seguir las curvas que por pista conducen hasta el refugio de Biadós.


El rechazo inicial  por tener que subir andando lo que antes se hacía en coche es pronto superado, y se agradece la oportunidad de encontrarse con la calma del caminante que permite disfrutar de olores matutinos, la vista del Montó recibiendo las primeras luces, o la presencia de las bordas que nos recuerdan que estamos en un espacio donde hay gentes que se ganan el pan.


En poco tiempo llegamos a las  bordas de Biadós. Detrás, los cresteríos donde se cobijan los ibones a los que nos dirigimos. La silueta airosa del puntal de Barrau es un hito que permite identificar inequívocamente este paraje.


Astrantia major prospera en los márgenes del camino, junto a las bordas.

Aunque he pasado por estos senderos en muchas ocasiones, siempre me producen la sensación de estar en un entorno a la vez vivo y muy antiguo. Desconozco si estas bordas, pastos y eras, senderos y bosques, todo en su conjunto, tienen algún tipo de conjuro mágico para que permanezcan inalterados. En todo caso merecen nuestra protección para que así sigan. Pocos lugares con presencia humana tienen la fuerza y autenticidad  que este, para mí uno de los mejores del Pirineo aragonés.




Dejamos atrás las bordas, cruzamos el torrente del Cinqueta de Añes Cruces.

 Las hojas moteadas  de una pulmonaria están agazapadas en la umbría, parece ser Pulmonaria affinis

El Puntal de Barrau, 2417m.,  marca la entrada al barranco por el que ascenderemos, igual que si fuéramos hacia el collado de Eriste.

Una surgencia ferruginosa decanta finísimas partículas de sedimentos formando una roca de tonos rojizos. El agua sabe a hierro. Sobre la surgencia, un rododendro enmarañado simula un pequeño paisaje boscoso.

Cuanto más ascendemos más cambia el aspecto del puntal de Barrau. Ahora muestra su cresta rocosa horizontal. A la izquierda de esta cresta el dominio del granito que alberga los ibones.

En el dominio del pino negro, ya lindando con los pastos subalpinos aparecen algunos ejemplares todavía en flor de Hypericum maculatum subsp. maculatum.


Hemos superado la altitud máxima del bosque. Comienza el dominio del pasto subalpino y nos dirigimos hacia el barranco. Podemos ver más próximas las crestas de los picos de Eriste.


Recuerdo perfectamente este paso sobre nevero hace más de 40 años. Prácticamente cubría todo el perfil del barranco y tan apenas unos pocos metros de traza de camino sobre tierra. Era frecuente que a principios de agosto estuviera cubriendo casi todo el barranco.


Volvemos la mirada hacia atrás. Bachimala está cubierto por la nube, así como Culfreda.

Jasione montana, en un pequeño parche verde entre los granitos.



El lago de Millares,cobijado bajo el pico del mismo nombre y los dos picos de Eriste.



Después de contemplar un momento el lago reposadamente, continuamos la ascensión para acercarnos al ibón de Lenés. El sendero nos ofrece unas fantásticas perspectivas del lago de Millares , así como de su entorno. De izquierda a derecha: Cresta de Las Espadas, Tucón Royo/Pavots, Collado de Eriste o de la Forqueta, Pico Millares, Collado de Millares, Pico Eriste Norte, Pico Eriste Gran, Pico del Sen.


Esta panorámica continúa de la anterior girando hacia el oeste y enfoca hacia el valle de Añes Cruces. Detrás , de izquierda a derecha, Punta suelza, Puntal de Barrau, Montó, Culfredas. Bachimala.

En detalle, Punta Suelza, y la cresta de Puntal de Barrau. El amplio collado es el paso de los Caballos o collado de Urdiceto.

Una pequeña balsa de agua enmarca las pirámides de Bachimala y la Punta del Sable en sombra.

El ibón de Lenés nos ha acercado a las formaciones antes vistas desde Millares, los Eristes, El Sen y sus agujas.


Los Picos Eriste Gran y Sen atesoran pequeños neveros resguardados en su cara norte.

Subimos un poco más, queremos echar un vistazo al ibón de los Luceros desde lo alto. El ibón de Lenés ocupa una cubeta granítica, con un umbral rocoso bien marcado. Cobra protagonismo el pico Llardaneta o Espadas, con su multicolor cresta que lleva hasta el collado de Eriste. .


Seguimos subiendo hasta los 2650m., punto en el que la senda comenzaría a bajar para llegar al ibón de los Luceros. Lo vemos brillar entre los granitos.


Forma una bella estampa el lago con Punta Suelza detrás.

Sedum alpestre tiene característicos tallos estériles, propia de suelos ácidos.



A nuestros pies asoma la joroba del Puntal de Barrau y acosado por la niebla el Bachimala.




La cara occidental del macizo de Llardana/Posets muestra sus coloridos estratos. El viento mece los mechones de algodón de Eriophorum angustifolium.






Hemos vuelto por el mismo camino que tomamos al subir. Otras opciones hubieran sido bajar por el costado del puntal de Barrau, o más exigente bajar por Los Luceros. Siempre hay que dejar algún motivo para volver, aunque no hacen falta excusas. Sobran motivos, sólo sea por ver las bordas en el entorno de Biadós.









Peña Foratata

 17 de julio de 2025

Como no tenemos habilidades escaladoras nos contentaremos con subir hasta la ventana cimera  que da vista a Sallent de Gállego. Suficiente para nuestras aspiraciones más paisajísticas que deportivas.


Hemos comenzado a caminar desde la urbanización de Formigal, dirección al collado del Forato. Una vez superado este collado, giramos en ascenso para comenzar a recorrer la larga espalda de Peña Foratata por la parte superior, por senda rocosa. La vuelta la haremos por otra senda herbosa que corre mucho más abajo. 

Peña del Forato  no oculta la línea de fondo formada por la Sierra de la Partacua y las crestas que recorriendo Culibillas y Arroyetas llega hasta Anayet.


Hasta el collado la vegetación está formada por las características especies de prado subalpino y pastos de siega.  En la transición hacia la roca desnuda, algunas especies se aventuran a dejar el frescor de los pastos montanos. Eryngium bourgatii está presente en todo el recorrido hasta el collado, para desaparecer tras los primeros cantiles. 2050m.


Frente a la gravedad del entorno, las delicadas flores de Gypsophila repens cubren suelos pedregosos con poca pendiente.2.100m

Scutellaria alpina, en pedregales de lugares más venteados,2125m.

Saxifraga longifolia ocupa paredones y rellanos calizos. Vemos numerosos ejemplares en flor.  A su espalda la cresta que une el pico l' Ourade y Punta Ferraturas muestra los tortuosos pliegues que han sufrido las calizas . Peña ra Fita, más abajo aparece como un resalte rocoso resistente a la erosión en el arranque de dos valles.

La amplia panorámica que se despliega un poco por encima del collado del Forato muestra el mundo de pastos y majadas de  las amplias laderas de Peiralún y Portalet y , del otro lado del collado, el ambiente forestal  que cubre el fondo del valle del Aguas Limpias.

Seguimos caminando por ambiente rocoso, en este caso cubierto por pequeñas alfombras de Saponaria caespitosa. Cojín apretado de hojas lanceoladas de las que emergen las rosadas flores con harinosos cálices.

Las calizas de Peña Foratata se agrietan y resquebrajan con los cambios de temperatura y el efecto del hielo. Estas fracturas, unidas al fenómeno de crioturbación, por el que las rocas fracturadas se van organizando según su diámetro, mas los limos que se acumulan entre las rocas inician el camino hacia la colonización de plantas especializadas en suelos esqueléticos y baja retención del agua. Paronychia kapela gusta de estos ambientes.

El camino que hemos elegido continúa por la inclinada ladera, en dirección al promontorio rocoso final. Las dos cimas principales de Peña Foratata ya comienzan a dibujarse.


Minuartia verna aporta su leve follaje entre las calcinadas rocas.

El trayecto se vuelve cada vez más rocoso. Un par de tramos están apoyados por sirgas de acero, donde la pendiente es peligrosa. Un pequeño paso lo han acomodado con unas grapas de hierro. Como gratificación, la perspectiva sobre las dos cimas de Peña Foratata son admirables, así como las ventanas que se abren hacia el abismo.


Pinos negros (Pinus uncinata) crecen en lugares insólitos.

Campanula cochelearifolia aprovecha resquicios de las rocas para formar grandes grupos de flores, mantenemos los 2.100 metros hasta el final de la ruta.

En pleno roquedal, donde el viento norte del invierno impide crecer arbustos en lugares desprotegidos, el pequeño sauce, Salix pyrenaica. Ahora presenta los amentos femeninos ya fructificados.

Aunque no podremos contemplar el desarrollo del Aguas Limpias desde la cima de Foratata, sí nos hacemos una idea similar en cualquier punto del recorrido. 

El Pico Arriel,2720m., destaca con su forma piramidal, junto a él la forma prismática del pico Palas,2920m.  La cresta nos conduce hacia el Pico Moros -Balaitous ,3144m. y su vecino Frondella, 3071m.  Los perfiles de las laderas dibujan los límites de los valles que conducen hacia el circo que esconde los ibones de Arrieles o hacia la derecha el de Piedrafita.
  


Estamos próximos a la ventana donde termina nuestro recorrido. La falda de Peña Foratata baja vertiginosamente hasta el valle del Aguas Limpias. Asoma levemente tras la peña parte de los Picos del Infierno. Al otro lado de este valle las laderas herbosas que conducen a Ibonciecho y Musales.

En estos crestones venteados proliferan Aster alpinus. 2200m.

Nos asomamos a la ventana que se abre hacia el Sur. Aquí damos por terminada nuestra ascensión. Abajo queda el bullicio de Sallent en plenas jornadas de festivales musicales. Aquí se disfruta de una calma inmensa, acariciados por el viento  norte que nos refresca la jornada. 


Sempervivum arachnoideum luce su llamativo colorido. Las apiñadas hojas brillan por los largos cilios blancos que las recubren.

Antes de iniciar la vuelta nos asomamos a una amplia ventana lateral situada junto a la cima secundaria. Vale la pena contemplar la silueta de Peña Foratata desde esta distancia.

Desde esta ventana oteamos sobre la urbanización de Formigal. La Selva de Sallent cubre las laderas del Pacino, sus hayas tienen un color oscuro que en otoño se volverán oro. Punta Tosquera, Tres Hombres y Tres Güegas destacan en los pastizales que en verano se dedican al vacuno y en invierno al esquí. Detrás las tierras rojizas, desde Pico Royo hasta Anayet, nos recuerdan lugares especialmente queridos.


El retorno lo hacemos por un sendero que se aleja del roquedo y se adentra en los pastos. Dejamos para otra vez volver por Barzapuchera y Baladriás dando así una vuelta completa a la peña.
Los lirios de puerto, Iris latifolia, se han extendido por estos pastos supraforestales.



Estos dulces prados, orlados de pinos son las últimas imágenes que guardamos de esta peña Foratata, dura y agreste en las alturas pero capaz de crear con la lixiviación de sus minerales un paisaje tan bondadoso.