En los ambientes de carrascal encontramos esta bonita liliácea. La vemos formar macizos globosos desde el suelo, de tallos finos coronados por una o dos flores en el ápice. Aparentemente no tiene hojas. Se han transformado en leves vainas que envuelven al tallo en la base. Como es característico de esta familia de las liliáceas, las flores exhiben el número 6, bien poco habitual.
Chunquetas, xunquetas se les llama, por el parecido con los juncos. Pienso en los pastores, oficio de quienes más cultura botánica tradicional podemos obtener. De ellos será la observación de que las flores son del gusto de las ovejas. Nosotros lo podemos intentar. Llevaremos un nuevo sabor a la boca. Lo haremos comiendo una flor y así probaremos su sabor dulce. Me viene a la memoria otro sabor floral también dulce. De pequeño , cuando iba con la familia a la Virgen del Plano, las acacias que allí había se cargaban de racimos de flores dulces, sabrosas. Ahora no sé si todavía viven aquellas generosas acacias. Hace tiempo que no voy por allí. La última vez se me encogió el corazón al ver la ruina y el abandono que allí se ha establecido. Prefiero conservar el recuerdo de los juegos en sus columpios, de la aventura de pasar por su puente colgante sobre el río Vero.
Camino del Pueyo. Prolongoa hispanica
Todos los años reservo unos minutos para detenerme en un lugar con encanto. Es un ritual que se repite cuando los amarillos dominan el camino que conduce a El Pueyo. Pasado el canal, superados unos almendros, unas terrazas dedicadas a los olivos están alfombradas de estas florecillas, menudas pero luminosas como soles.
Allí, cobijado por la sombra de algún olivo, me embeleso en los matices dorados cuando Prolongoa hispanica en una orden sincronizada florece en miles de individuos. Siempre es la época del canto de las cardelinas. Pequeños grupos de abejarucos realizan sus acrobacias dejando una estela multicolor. Alguna vez un gavilán atrapó un pequeño gazapo y remontó el vuelo sin producir ni el más leve susurro. Me felicito por tener tan cerca de casa un lugar donde la acción humana, aun estando presente, no ha borrado el ritmo de la naturaleza. Estas modestas terrazas, donde queda espacio para el arbusto silvestre en sus lindes, son una isla de naturaleza en un entorno fuertemente humanizado. A menudo prestamos más atención a la conservación de una especie animal o vegetal, y se descuida que toda especie necesita un espacio. Ese espacio que ahora contemplo bajo el olivo. Pienso en lo diferentes que son las cosas cuando la intervención es mayúscula, cuando los grandes movimientos de tierra igualan relieves, anulan corredores, despejan rocas y pequeñas vaguadas.
Me pregunto por qué Prolongoa hispanica prospera con tanto éxito en estas fajas arenosas, y prácticamente falta por completo a escasos metros. Endemismo ibérico, no es planta común aunque en este rincón parezca abundar. De hecho en Aragón sólo se la conoce en el tramo medio del Valle del Cinca entre Barbastro y Monzón.
Hace tiempo que busqué su nombre común entre nuestras gentes. No averigüé ninguno. Así que , en mi familia, la llamamos margaritas amarillas.
Es una especie que pertenece a la familia de la Compuestas. Al neófito le parecerá que estas flores tienen pétalos dispuestos radialmente, y que en esta especie éstos son de color amarillo.Para salir del error, merecerá entonces que observe detenidamente un pie de esta planta para caer en la cuenta de que aquello que denominamos flor es en realidad una aglomeración de flores. Se denomina capítulo a este tipo de inflorescencia abierta. Decenas de florecillas tubulares se apiñan de manera más o menos globosa. Las flores externas se han transformado en aparentes pétalos, son las flores liguladas. En su entorno nos encontraremos otras compuestas, pero además del capítulo nos fijaremos en las hojas de Prolongoa hispánica que son estrechas, divididas como un peine con sus segmentos foliares perpendiculares al nervio principal, el tallo algo peloso.
La familia de las compuestas es el último eslabón evolutivo de las dicotiledóneas. Se han especializado en la polinización favorecida por los insectos, y en este caso es muy visitada por las abejas. Como antes decía toda especie necesita un espacio. De la correlación de espacios depende el futuro de las especies. Su diversidad. Una flor como ésta, tan sencilla que no tiene ni nombre común, también forma un espacio, importante para las abejas. Y las abejas para los abejarucos. Y para los gazapos, y para los gavilanes... así indefinidamente. Por eso me encanta este rincón del camino hacia El Pueyo. Todo en su simplicidad está conectado. Unos olivos, unos matorrales, unas tierras arenosas. Todo.
Asphodelus cerasiferus y Asphodelus fistulosus (abozos)
Los abozos son atrevidas liliáceas que ocupan los chesos en torno al Pueyo.
El caminante los observará de dos portes bien distintos. Una especie, el Asphodelus cerasiferus, con hojas anchas y largas, aquilladas, formando una mata en la base de la que surgen las varas floridas, con las flores bien apretadas. Este es el auténtico abozo. El otro, Asphodelus fistulosus, de porte más fino, menos crecidas las varas y con hojas también largas pero engrosadas y huecas (fistulosas), llamado gamoncillo, nombre que viene del común castellano gamón, aplicado a este tipo de plantas.
Flores de Asphodelus fistulosus |
A ambos se les denomina abozos por estas tierras, o gamones en el general castellano. Aunque también, según cita Chesús de Mostolay en su obra "El aragonés en el Somontano de Barbastro", se llaman abozos a los lirios silvestres. Todas tienen en común presentar sus flores en varas.
Asphodelus cerasiferus en las proximidades de Valcheladas |
Lo más llamativo de los abozos son, sin duda, las flores. Dispuestas de manera vertical y alterna, con los estambres largos en donde las anteras quedan colgantes, bien separadas de la parte femenina de la flor. Estos dos caracteres, verticalidad y separación de los estambres del estigma , parece una disposición adecuada para favorecer la polinización cruzada entre distintos pies, y reducir el porcentaje de autopolinización.
Observamos que las ramas duran mucho tiempo en floración , de manera que, al madurar de abajo hacia arriba, nos encontramos a veces los frutos globosos en la base de la rama, mientras todavía están abiertas algunas flores o incluso en la cima algún blanco capullo sin abrir.
Flor de Asphodelus cerasiferus |
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