camino de El Pueyo. Santolina chamaecyparissus. "bocha"

cabezuela floral de Santolina chamaecyparissus, bocha.
La santolina es una ferviente defensora de la colectividad. Vive en asociación por partida doble. Por un lado , cada flor está agrupada con otras flores formando una cabezuela globosa.  Por otra parte, observará el caminante las plantas de la santolina formando matas globosas amarillas.
Aunque pertenece a la familia de las Compuestas, la santolina es peculiar en la configuración de las pequeñas flores de la cabezuela. De forma estrellada, como pequeñas trompetas con cinco agudos lóbulos, carecen de las características lígulas  que en las compuestas son tan habituales. Como gusta de vivir en suelos calizos, prolifera por el somontano ocupando esos taludes y resaltes que bordean los caminos. Se la conoce con los nombres de bocha y sanjuaneta en el Somontano. Por la Ribagorza se combinan ambos y surge bocha sanxuanera,   ya que  ronda cerca la festividad de San Juan cuando está en su apogeo.
Hace algunos años hice un experimento. Consistió en darlas a oler a un grupo de unos 40 críos de 10 años. Les pedí que dijeran si les gustaba su olor o, al contrario, les parecía repelente. La mitad del auditorio disfrutaba con su olor, mientras que la otra mitad no quería volverla a oler.  Ya me esperaba que no hubiera unanimidad. Alguna vez, paseando con mis hijos cuando eran menudos, había observado que su olor les producía reacciones opuestas.
Son curiosas nuestras reacciones. Ante un estímulo idéntico, nuestro cerebro puede responder de manera bien diferente. Pocas personas dirán que no les gusta el olor de la rosa. Hay estímulos para los que nos ponemos enseguida de acuerdo.  Pero no es siempre así.

paseo por las cascadas del Caldarés hacia Bachimaña

El plan era haber recorrido el valle de Acumuer, pero desde Tramacastilla vemos que el tiempo ha cambiado y unas oscuras nubes orográficas cubren Telera desde el Sur.Barajando posibilidades nos decantamos por pasear apaciblemente por el Caldarés y ver las cascadas que desde el Balneario de Panticosa se encuentran mientras se sube al ibón de Bachimaña.



El recorrido del barranco de Bachimaña está dirigido por una fractura que de norte a sur rompe el granito. Desplazamientos verticales en esta fractura forman los enormes escalones sucesivos que forman las distintas plataformas que iremos ascendiendo y que en escala menor se traducen en la formación de saltos de agua de indudable belleza.








Vale la pena abandonar en algunos tramos el camino y , guiados por el fragor del agua, acercarse a las verticales paredes para contemplar la sucesión de gradas.































El granito todavía tiene en la memoria la presencia de los hielos. Formas redondeadas delatan la intensa acción erosiva del glaciar que desde aquí bajaría hacia la cubeta del ibón del Balneario. El río pertenece a la historia geológica reciente de este paraje. Tan apenas ha participado en la formación de este relieve.
































Un brusco ensanchamiento del valle indica que entramos en una cuenca glaciar amplia, de formas suaves y onduladas. Las últimas cascadas se abren en abanicos.

La erosión glaciar, con rocas aborregadas donde todavía se aprecian los surcos lineales de la abrasión producido por un espesor de 500, 600 metros ¿?.
Un nuevo escalón tectónico y nos situamos en una nueva altura. Atrás queda la cubeta glaciar ocupada por el ibón del balneario. Maltratado balneario.
El agua, la agradable temperatura nos anima a continuar el paseo y subir  el tercer escalón, el que supera la última subida antes de llegar al ibón de Bachimaña. Abajo se ve, el encajonamiento que sufre el río por la fractura que se dirige hacia el sur. De izquierda a derecha, otra fractura, la que provocó este declive nos separa de las crestas de Batans y Serrato, donde se intuye la formación de una cuenca glaciar elevada, amplia, que confluiría, precipitándose, con la lengua glaciar de Bachimaña. Al fondo otra cuenca glaciar,  de Brazato.
Ya que estamos aquí, y dado que sobre nuestras cabezas las nubes se rompen, nos acercamos a los ibones de Bachimaña. Aunque los dos represados, su fisonomía delata la acumulación del agua en la intrincada red de fracturas del granito. 
El ibón grande de Bachimaña todavía conserva  parte de su costra de hielo. La nieve es escasa este año.  El nivel de agua está muy por debajo de lo habitual, por lo que se ven más islotes que en otras ocasiones. 

Como no podía ser de otra manera, no sólo roca y agua han sido motivo de esta pequeña excursión. Algunas de las plantas que hemos encontrado, bendita primavera, son las siguientes:
 A juzgar por el tubo cilíndrico , sin ensanchamiento al final, tan apenas ondulado en el margen,  quizá sea Narcissus abcissus,  diferente al N. pseudonarcissus tan frecuente en el Valle de Tena. Lo encontramos en prados soleados, del primer escalón del recorrido, un tanto alejado del camino principal. Y es que cuando hay tiempo y ganas, vale la pena divagar...
Salpicando las fisuras del granito, aprovechando zonas de constante humedad, Primula hirsuta aparece abundantemente durante el recorrido junto a grasillas.

Erinus alpinus también medra al abrigo de estas rocas silíceas, forma coloridos macizos de pequeñas y delicadas flores, contraste absoluto con la sobriedad del granito.
Encaramada a la roca como una consumada escaladora, Cardamine resedifolia es una crucífera pequeñita, de hojas pinnadas algo carnosas. Cualquier leve fisura en la roca sirve de soporte para la colonización orgánica. Líquenes, restos vegetales, algo de nutrientes, y la semilla adecuada completan el milagro.
Nota. José V. Ferrández, siempre atento, me ha advertido del error en la identificación de esta planta. Ahora ya corregida. Mil gracias.
Scilla verna es habitual en aquellos prados que recientemente se han desprendido de la capa de nieve. 






Llano Cheto. Paseo primaveral

Un paseo primaveral hasta Llano Cheto con la única intención de disfrutar del tacto exclusivo de las recientes hojas del haya, escuchar el agua que nos acompaña todo el trayecto y contemplar algunas de las especies botánicas que este rincón pirenaico siempre nos depara. Ahí van algunas fotos.
Cardamine heptaphylla, a la sombra de las hayas en el Paso del Oso
Scilla lilio-hyacinthus. Todavía en flor en la zona más alta del paso del Oso
Scilla lilio-hyacintus, en ocasiones forma comunidades extensas que cubren  la vertical ladera del paso del Oso
un ejemplar de Ranunculus platanifolius con una múltiple corola
Myosotis decumbens, un nomeolvides  que encontramos en pequeños claros del hayedo.
Dactylorhiza sambucina, orquídea  muy frecuente en los pastos primaverales, en este caso de hermosos tonos púrpura

Orchis mascula, en los prados de Llano Cheto.

Prunus padus. Alcanza tamaño de árbol en el Llano Cheto. Su aroma es extraordinario.
Vipera aspis ,  el invierno ya pasó para todos los habitantes del bosque.