Camino de El Pueyo. Bartsia trixago


Bartsia trixago (sin.Bellardia trixago) es una especie que pertenece a la familia de las Escrofulariáceas. Es una planta anual de un sólo tallo, sin ramificar, y forma a menudo colonias diseminadas. Busca lugares cálidos ya que es planta mediterránea que se extiende por baldíos y eriales, además en nuestra zona ocupa chesos y suelos un poco nitrogenados. Algunos años las podemos ver en la entrada de las instalaciones de las balsas de agua potable de Barbastro, eso si no se les ha aplicado antes algún producto fitocida. 
Aquel que pasee por las proximidades de El Almerge podrá ver lo numerosa que es cerca de las ruinas de la iglesia románica. En el mismo Barbastro, se verá, entre otros lugares, en los terrenos de la antigua vía del tren , frente al Centro de Congresos.


Observando las hojas, veremos que se disponen enfrentadas por pares. Cada nivel de hojas gira 90 grados respecto al anterior par (disposición tetrástica de las hojas) componiendo una esbelta figura de hojas estrechas.



Vale la pena situarse cenitalmente sobre la planta y observar la organización geométrica de brácteas y flores. Las brácteas superiores, que todavía no se han separado para dejar espacio a las flores, forman una sugerente roseta cuadrada. Las flores sobresalen en las aristas de esta alargada pirámide.
Si el caminante no tiene prisa, quizá le apetezca comprobar el giro de las flores sobre el eje. ¿Son flores enfrentadas dos a dos como las hojas? ¿Se disponen en giro de noventa grados cada una? ¿qué proporción matemática se manifiesta en esta planta?


El Turbón desde Las Vilas

Desde Barbastro, la mole del Turbón forma parte del horizonte montañoso que vemos cada día. Desde la distancia parece un enorme patatón, pero en cuanto te acercas a sus paredes se convierte en una atractiva montaña. Antes de que el calor apriete subo con mis hijos Diego y Alicia  desde Las Vilas. 

El comienzo de la ruta ya nos ofrece una buena perspectiva de la montaña que pretendemos subir. Hacia Las Vilas se presenta como una formidable muralla, aparentemente sin ningún resquicio por el que acometer la ascensión, pero hemos mirado los mapas y sabemos que la ascensión por el collado Canals es sencilla. Evitaremos la ruta que va por las angosturas de Es Pasos para tener una ascensión tranquila.


Aunque el Turbón está construido con materiales calizos, la base del mismo, en el principio del recorrido, es una acumulación de margas y depósitos sedimentarios estratificados. En ellos veremos muchos icnofósiles, huellas de organismos que reptaron sobre o por dentro de los limos primitivos.


El terreno está abarrancado. Además de la erosión, las fuertes contracciones que soportaron estas margas hacen que aparezcan lechos levantados formando curiosos empedrados.



Por ahorrarnos las curvas de la pista que inicia el ascenso, hemos ido acortando por barranqueras utilizadas para la subida del ganado. En espacios aclarados, pero sombreados aparecen hermosos grupos de la orquídea Cephalanthera damasonium

A 1.600 mts., los pastos frescos que suceden al árido ambiente de las margas están salpicados por las pequeñas umbelas de flores de Ornithogalum ortophyllum




En los claros del pinar subalpino, a 1.750m. aparecen algunas matas de pulmonaria (Pulmonaria longifolia)


Dejamos la frescura del pinar y ya tenemos delante el collado  de Els Canal que nos permite evitar los pasos conflictivos. Entre los aislados pinos la senda discurre entre buchos (buxus sempervirens) cada vez más ralos, escarpines (Echinospartium horridum) y rosetones de xinastras (Juniperus communis).

































A 1.785m aparecen al resguardo de alguna roca Pulsatillas alpinas subsp. font-queri, con las hojas profundamente divididas.


Abunda en estos prados Androsace villosa.


A 1.900m, en estos prados pedregosos, sometidos a larga innivación encontramos Polygala calcarea.

Una vez llegados al collado vale la pena hacer una parada y mirar hacia atrás. Las calizas del Turbón muestran la formación de lapiaces, y en forma redondeada, propia de la erosión glaciar, se dibuja todo el valle que baja hacia Las Vilas. Las manchas oscuras de pino (Pinus silvestris y Pinus uncinata) dejan paso a los verdes pálido del pasto subalpino, que poco a poco se va transformando en manchas de erizones, para al final terminar en el ambiente rocoso.


A 1.950m. en pastos alpinos junto a enebros rastreros, Biscutella intermedia.


Superado el collado de Els Canals se abre un paraje inesperado. El piso alpino muestra una alfombra verde, recién estrenada. La nieve hace poco que se ha retirado.

Adonis pyrenaica a 2.145m, escondida en los espacios que dejan las rocas calizas que asoman en el pasto alpino.



Gentiana verna. Los capullos sin abrir parecen negros clavos.



Bulbocodium vernum, atiendase al único estigma blanco  dividido en tres puntas para distinguirlo de los cólquicos. Las hojas salen al mismo tiempo que la flor.



La suavidad del pasto joven contrasta con la rudeza del lapiaz. La esencia del Turbón es esta roca blanca. Disgregada por acción del agua y el CO2 crea estas cárcavas.

Como un espejismo aparece Cotiella.

































Ya estamos a 2.300m, y aunque por desnivel pareciera que ya la ruta está a punto de concluir, sabemos que todavía queda mucho que andar. El valle de San Adrián nos separa de la cima del Turbón, que se muestra frente a nosotros. Habrá que rodear el valle siguiendo la cresta.



Algunas puertas se abren al vertiginoso abismo vertical, y allá enfrente sigue la cima de  Turbón.
















La cresta es ancha y cómoda, no presenta ninguna dificultad. En el fondo, la cinta blanca de las altas cumbres pirenaicas: macizo de las Maladetas, macizo de Posets entre otros.
Hemos llegado al final del valle,Fontarruego, habrá que descender un poco para luego volver a subir por la nieve. El fin se ve ya cerca.

El valle de San Adrián, vestigio del glaciar que hendió en la mole caliza del Turbón una cicatriz que parte en dos la montaña. Por el fondo del valle discurre la ruta que procede de S. Martín de Veri. Tomamos nota para otra ocasión. En la derecha, cubierto de nieve Roques Trencades, vecina de la Tuca de Castanesa, hacia la izquierda la ladera occidental del valle de Benasque, y por último a la derecha asomando el macizo de Posets.

Los últimos metros de la cómoda cresta antes de llegar a la cima del Turbón. Al llegar a la cresta oriental se abre el panorama del valle de Bardaxi.

Para mí, el atractivo fundamental del Turbón está en esta panorámica,por la  proximidad con la Sierra Ferrera (izquierda) que serpentea hasta la Peña Montañesa, y la silueta hermosa del macizo de Cotiella. Abajo el valle de Bardaxi en el que destaca la alargada cresta  del tozal de Baziero, que aparece perpendicular a los valles fluviales, y la Sierra de Zervin, ligeramente curvada.

Foto familiar en la cima, lo que queda del vértice geodésico sirve de apoyo a la cámara.

Alicia y Diego en buena camaradería.


Tenemos tiempo para reposar y contemplar el paisaje lentamente , mil veces.

Hacia el Sur Este, el valle del Esera discurre en amplio valle entre Sierra Ferrera y el grupo Zervin-Baziero, con centro en Campo. Detrás se intuye el amplio dominio de La Fueva.

La cima del Turbón
































Hacia el Norte, Maladetas y Salenques  y los territorios de Las Paúles y Castanesa


Macizo de Posets
 Macizo de las Maladetas



Toca el regreso. Hacemos una leve variación para no perder altura innecesariamente y cresteamos por Fontarruego. Damos un último vistazo al valle de San Adrián.


Datos de la ruta:
Desnivel acumulado 1.296m
Distancia recorrida: 15,5Km
track de la ruta:

Camino de El Pueyo. Helicrhysum stoechas. "Siempreviva, hierba perpetua, bocha, manzanilla basta"




Si no se ha elegido bien la hora para vagar por estas tierras, el caminante se verá expuesto al agobiante calor que comienza a apurar este comienzo de junio. En sintonía con su estado de ánimo verá cómo la vegetación comienza a acusar los estragos de la sed, y lo que tan apenas hace un mes era verdor, ahora comienza a aparecer pajizo. 
Una planta especializada en estos rigores del clima es la siempreviva. Nos enseña cómo resistir al sol,  pues ella misma desarrolla  buena parte de las estrategias para sobrevivir al calor. 
Primera lección: evitar la transpiración. Cuanto más sudor, más necesidad de agua. El estrés hídrico se evita reduciendo al mínimo la exposición al sol. En la siempreviva veremos las hojas escasas y estrechas, con el margen revuelto. El mínimo para sintetizar los azúcares a través de la fotosíntesis.  Segunda lección: utilizar un protector solar. Siguiendo la máxima aquella de que lo que quita el frío quita el calor, la siempreviva se viste con fina borra blanca. El blanco refleja el máximo del espectro de la luz solar y los tejidos absorben menos energía. Tercera norma: aprovechar la sombra. En la siempreviva puede parecer que ésto no es así, pues la vemos crecer en los lugares más expuestos. Sin embargo observaremos cómo al formar grupos apretados y globosos se crea un leve pero eficaz espacio de sombra en la base que permite la protección de la humedad  en el subsuelo. Cuarta lección: utilizar materiales aislantes. El aspecto más llamativo de esta planta reside en las cabezuelas florales. Como en otras Compuestas, buscaremos las flores agrupadas en capítulos. No hay lígulas llamativas que capten la atención de los insectos. Confían en el aroma para atraer a los chupadores de néctar. Estas flores, esenciales para garantizar la perpetuación de la especie, están protegidas por sucesivas capas de brácteas. Al tocar las brácteas notaremos su consistencia papirácea. Leves capas de papel  que aíslan los ovarios de las flores de la radiación calorífica que asciende desde el suelo. 
Al pasar los días las minúsculas  flores madurarán. Al final sólo quedarán del capítulo las brácteas, que adquieren un tono dorado. Parecerá que la planta conserva siempre la flor, cuando en realidad las flores ya han desaparecido. Con razón en el habla común se le llama hierba perpetua, siempreviva.