Camino de El Pueyo. Limonium hibericum. "Espantarrabosas"

Quien haya caminado por el paisaje pre-estepario que se extiende al sur de las canteras de El Pueyo, habrá reparado en unas matas de base algo leñosa , con aspecto enmarañado, en la que salen dispersas y pequeñas flores violáceas. Esta planta prefiere lugares salobres y también es habitual en los yesos que afloran en esta parte del Somontano. Se podrá observar que las hojas se limitan a la base, formando una roseta. En cuanto la planta comienza a florecer, las hojas se marchitan. Como si  el trabajo de captar energía hubiera ya concluido, y  su esfuerzo bastase para iniciar una floración que se alargará hasta bien entrado el otoño. Esta es una tierra dura, y no están permitidos los adornos. 
El caminante observador también reparará que el aparente desorden de las ramas no es tal, que hay un orden, una norma que arbitra el crecimiento de las ramas y flores. 


A excepción de las ramas estériles que abundan en la base, y que justifica la identificación de esta especie separándola de la parecida Limonium catalanicum, el resto de las ramas siguen un orden bien definido. En un ángulo preciso, se van separando nuevas ramas, y de éstas otras más , hasta que se forma la rama de la que saldrán las flores, también en riguroso orden y proporción. La geometría fue inventada por la Naturaleza, y los matemáticos de comienzos del siglo XX la redescubrieron, llamando fractales a estas estructuras. 
En el palacio Grimani de Venecia, decorando un muro con motivos naturales aparece el lema "nulla proportio". Ninguna proporción aprecia el artista del siglo XVI en la contemplación de la naturaleza. La naturaleza se rige, para él,  por el caos. En el diseño de los jardines palaciegos que se construyen en Europa, los paisajistas tratan de organizar ese caos en parterres y áreas que convierten la irracionalidad natural en un todo ordenado. Cuatro siglos después, la percepción de la naturaleza ha evolucionado. Desde la teoría Gaia, hasta el Efecto Mariposa, inserta paradójicamente  en la Teoría del Caos, entendemos la naturaleza como un todo organizado, donde multitud de normas internas se interrelacionan para producir los diversos fenómenos que nos rodean. 
Limonium hibericum traza sus quebradas ramas mientras convive con salsolas y soseras en un espacio de yesos, donde el clima árido no impide que el milano real, impulsado por el cierzo, se asome  a la estepa para otear su comida, mientras observa curioso a un humano que se detiene por unos instantes a contemplar una minúscula flor.  

Despedida del otoño en la Ripera de Panticosa



El momento de los colores está tocando a su fin. Ya sólo queda esperar que el brillo de los amarillos se extinga y el frío de la nieve lo cubra todo. Pasaremos el tránsito invernal anhelando que las primeras flores anuncien la llegada de otra primavera.


Abedules y cerezos

Prados renovados por las lluvias otoñales. Rojos cerezos. Peña Telera.


Petiquera, Clematis vitalba, con semillas provistas de vilano


Tapiz de abedules




rojo cereza


Panares de Panticosa


Valle de Yenefrito

Abedules y cerezos



 Roca testigo de entrada al valle de Yenefrito


Abedules y tremoletas


La Ripera y sierra de Tendenera

Serbal de los cazadores




El pico Escuellas







Camino de El Pueyo. Verbascum thapsus. "Gordolobo,croca"


La prolongada bonanza de este mes de octubre ha permitido que algunas especies alarguen su ciclo vital. El gordolobo es una planta que comienza a desarrollar el vástago floral en el mes de mayo. De una roseta de hojas que se formó el año anterior sale un vástago en el que van abriéndose flores a medida que éste crece. Si la floración se prolonga mucho, el porte total de la planta alcanza el metro y medio. 
Son  varias las especies del género Verbascum a las que popularmente se conoce como gordolobo. 
El que nos ocupa se caracteriza fundamentalmente por tener unas hojas recubiertas de un denso vello blanco, por tener estas hojas decurrentes, es decir, que prolongan el margen a lo largo del tallo, y por tener todas las flores en un único vástago sin ramificar. También se debe mirar la vellosidad de las anteras. Verbascum thapsus tiene filamentos estaminales densamente cubiertos  con pelos amarillentos o blancos, no violeta como en algunas otras especies. Se puede determinar la subespecie fijándonos en las hojas. La subespecie típica tiene las hojas muy cortamente pecioladas y las anteras inferiores de la corola son glabras o tienen pocos pelos. ¿para qué tanta minuciosidad? Puede pensar un neófito. 
La pasión por la botánica viene unida al gusto por la diversidad y al descubrimiento asombrado de que la naturaleza es rica en variaciones. La naturaleza juega con los cambios.
A simple vista muchas especies guardan estrechas similitudes, pero en detalle se aprecian las diferencias. Es todo lo contrario a la  manía humana de simplificar las cosas y de convertirlas en tópicos. 
Los tópicos no existen , sólo permiten una aproximación superficial de la realidad, pero no llegan nunca a su completo conocimiento. 
El caminante encontrará al gordolobo con frecuencia solitario en un campo o una margen, en un cascajo al sol o un talud.  Dispuesto para ser observado con detenimiento. Esperando que se aprecie su singularidad.
El gordolobo ha tenido una modesto papel en  la medicina tradicional. Las flores, recogidas cuando están abiertas, se desecan al sol y se utilizan contra la tos y catarros ,en infusión. Su uso requiere atención y mesura, debido a su toxicidad, ya que es planta con saponinas.
Las hojas se hervían en leche, cuenta Pío Font Quer en "El Dioscórides renovado",  para lavar los sabañones ¿a cuánta gente le salen todavía sabañones? Quizá el uso más popular del gordolobo ha consistido en el tratamiento de hemorroides. Dos métodos se utilizaron: bastaba con llevar una hoja de esta planta sujeta a la ropa interior, o en el bolsillo trasero del pantalón. La idea que subyace con esta práctica es que las propiedades de la hoja se trasmiten por contacto o a través de la piel, tal y como en la medicina moderna se utilizan los parches de contacto con la epidermis. También se combatían mediante baños de asiento o simplemente llevando una bolsita al cuello con hojas en su interior. Un amuleto vegetal.