Ya hace unas semanas que nos acompañan los frutos de este pequeño arbusto que coloniza los taludes del camino que conduce a El Pueyo, aunque también lo podremos encontrar en los claros de carrascales. Ocupa rápidamente aquellos lugares donde hubo fuego, quizá por esta razón es tan común en las cunetas, donde antes la costumbre era prender fuego para hacer la limpieza de las márgenes. Es planta que pasa desapercibida, excepto en esta época de fructificación, debido a su escaso porte y lo poco llamativas que son sus ramas y pequeñas hojillas.
flores de Osyris alba, abril. |
Florece en primavera, momento en el que una mirada atenta nos permite descubrir las pequeñas flores verde amarillas que se distribuyen a lo largo de toda la rama, sentadas sobre los tallos con tan apenas un pequeño rabillo.
Aunque su aspecto es el de una retama pequeña, razón por lo cual se le llama en algunos lugares retamilla o retama loca, Osyris alba no tiene nada que ver con las grandes retamas que también encontramos por los linderos del camino. Las flores delatan el alejamiento de la retama (leguminosa) y nos muestran las características de la familia de las Santaláceas. Al ser un arbusto dioico, tiene pies con flores masculinas y otros con flores femeninas. Dotadas las flores de discos nectaríferos es frecuente ver las matas de Osyris alba visitadas por insectos que se alimentan de néctar.
El aspecto ramoso ha sido inspiración en algunas ocasiones para utilizar un manojo de estas ramas, que son rígidas y flexibles, para formar toscos escobones, que se utilizaban en tiempos para barrer eras y graneros.
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