Camino de El Pueyo. Orchis purpurea


 Esta vistosa orquídea ocupa taludes sombreados por las carrascas. Necesita frescor y un cierto grado de humedad, por lo que en El Pueyo sólo las vemos en las laderas norte donde alguna escorrentía primaveral permite que se desarrollen.

Es de alto porte, sobre los 30 o 40 centímetros, aunque en condiciones muy favorables puede hacerse mucho mayor. Las flores se disponen en un apretado racimo.
Si sorprende a simple vista por su tamaño, más atractiva es a corta distancia. Las pequeñas flores  presentan un labelo colgante, blanco con el margen púrpura, y manchas glandulosas del mismo color. Este labelo, dividido en varios lóbulos, más los demás sépalos y pétalos que convergen en la parte superior, forman un conjunto que se  asemeja a un grotesco hombrecillo que viste pantalones anchos y amplio sombrero.
Uno de los aspectos que me fascinan de las orquídeas está en el subsuelo. Estas plantas son consideradas dentro de las más evolucionadas del reino vegetal. Sin embargo para prosperar dependen de las complejas asociaciones biológicas que se producen bajo tierra con hongos específicos que permiten la viabilidad de los nuevos individuos. Literalmente, si el microscópico hongo no está en el suelo, la orquídea no se desarrolla.


A Orchis purpurea la podremos encontrar también si nos acercamos al Prepirineo, e incluso en pleno Pirineo. En esos enclaves indicará zonas de mayor insolación y sequedad, precisamente las características que en el entorno de el Pueyo no faltan y nos permiten contemplarla, si bien aquí es tan escasa que nos obliga a extremar el cuidado para no perturbar el espacio ecológico en el que habita.













Camino de El Pueyo. Ornithogalum umbellatum."leche de gallina"

Al comienzo del camino viejo que conduce al Pueyo, pasada una granja  precedida por unas hermosas nogueras en su entrada, hay un campo plano a mano izquierda que termina donde una cruz calvario y comienza la subida hacia el canal y los depósitos de agua. En este campo, yermo los más de los años, crece esta bonita liliácea de flores blancas en el interior y  bandas verdes en el exterior.
La umbela de flores sale directamente de un bulbo, así como algunas hojas estrechas y largas, que tempranamente se marchitan.
El reloj biológico de estas flores está acompasado con la llegada de la época de más lluvias y la retirada de los fríos. En algún momento de la evolución de la plantas hubo de desarrollarse esta estrategia que exponen las plantas de bulbo. Las plantas de bulbo parece que escasean allí donde los fríos se alargan, o donde la insolación ocupa muchos meses del año. Adaptadas a los climas templados, eligen el momento de suficiente iluminación y abundante agua para desarrollar, a partir de las hojas subterráneas del bulbo, aquellas hojas que formarán los tallos floridos y las hojas externas. Tiene que hacerse rápido, en el momento en que más agua y sol se disponga para , con las hojas al sol, volver a acumular reservas en las hojas del bulbo. Si el balance energético es suficientemente generoso,  formará además pequeños bulbillos que complementan su sistema reproductivo.
Flor de Ornithogalum umbellatum. El número 3 como esquema de composición
Aunque sus cebolletas se comen, y parece ser que son diuréticas y laxantes, no he dado con ningún nombre usual que difiera del común castellano "leche de gallina". Tan peculiar nombre me queda aclarado con una cita que Pío Font Quer recoge en su Dioscórides renovado y que atribuye a Andrés Laguna, aquel médico español del siglo XVI que trasladó al castellano el tratado de medicina del griego Dioscórides. Así, en la cita de Laguna se escribe: "cuádrale muy bien aquel nombre , orithogalon (que quiere decir leche de gallina), a esta planta, pues cuasi tan rara es de hallar como la mesma leche".
Leal caminante, si para Laguna el ornitogalo era raro de hallar, te animo a que lo busques donde te indico e incluyas esta planta entre tus habituales de  primavera.

Pico Borón (intento fallido)

Hay un hormigueo que corre por el cuerpo cuando ya se llevan varios días sin salir al monte. Es una especie de inquietud que provoca la sensación de estar mucho tiempo enclaustrado. Así estábamos en casa  y, esperando una ventana en el cielo nuboso ,nos acercamos a Vadiello con intención de subir al pico Borón (1.326mts.).  El tiempo no fue generoso y nuevos grupos de nubes y alguna gota que cae nos hace pensar que la bajada por el barranco con el agua cayendo puede ser una experiencia peor que desagradable. No nos fiamos y dejamos el Borón para otro día. No obstante lo visto hasta ese momento vale la pena ser recordado. Un paseo por el dominio de los conglomerados de la sierra de Guara.

Con decisión sube la senda que nos lleva en poco tiempo a los pies del Puro de Ligüerri. Oteamos la casi totalidad del embalse de Vadiello. Recordamos aquellos años en los que podíamos remar con la piragua por este magnífico paraje, uno de los paseos acuáticos más espectaculares de la provincia. Ojala se vuelva a abrir nuevamente al tráfico de remo.
Al fondo se ven, de izquierda a derecha, los picos Fragineto y Mondinero



























La senda queda escondida entre la maleza que cubre la canal por la que subiremos utilizando las manos en algún tramo. 
Los conglomerados presentan sus dos colores característicos grises y anaranjados. Estos últimos por el predominio de lutitas. Todo el conjunto de conglomerados de Vadiello forma parte de la segunda hornada de conglomerados del Pirineo. Estos, los más alejados del eje pirenaico, serían creados por la acumulación de depósitos continentales en los márgenes del lago salino  interior que ocupaba la cuenca del Ebro.La erosión es muy intensa a medida que el Pirineo se levanta, y la cuenca del Ebro se hunde y recibe los sedimentos de la nueva cordillera. La época de acumulación de estos depósitos fluviales, el mioceno (h.25 millones).
Una fractura recorre verticalmente el flanco sur del mallo de San Jorge, cerca de la canal. Además de fracturado hay un deslizamiento de alrededor de medio metro. Estas fracturas, quizá consecuencia del empuje de las calizas, más al norte, han propiciado este paisaje de lineas verticales y singularidades aisladas.


Superada la canal tenemos a los pies los mallos de Ligüerri formando un complejo sistema de cúpulas y barrancos. El Borón, a la izquierda, muestra su aspecto de anticlinal calizo, pasado el corte que realiza el Guatizalema se aprecia el pliegue del Pico Mondinero que se precipita sobre los conglomerados de la Peña de San Cosme, retratando así un proceso que se produjo al final del nacimiento de los Pirineos.


Los mojones indican un sendero que transita por un paisaje inusual. Los mallos de Lazas,a primera vista parecen un espacio arenoso, surcado por inestables barranqueras. Pero nuestras botas no  dejan siquiera huella porque es una dura roca que tan apenas deja lugar a la vegetación. Arena de grano grueso cementada  nos habla de los depósitos aquí acumulados hace millones de años y levemente levantados en plano inclinado por empuje de las calizas que contactan más al norte. Al fondo, la sierra Gabardiella.


Ya sólo quedaría bajar al cuello de Ligüerre y afrontar la última subida al Borón. Pero el tiempo no inspira confianza. Decidimos dar la vuelta y bajar la canal en seco. Antes contemplamos el entorno de Vadiello y la inmensa llanura que se extiende tras él. A vista de pájaro podemos observar las agujas de Ligüerri

Algunas plantas que hemos visto por el camino son las siguientes:
Cistus albidus, jara termófila habitual en Guara que forma vistosos arbustos nada más comenzar el camino.
Encontramos en la zona superior, pedregosa, ante de llegar al cuello de Ligüerre, junto a erizones, unas jarillas, la primera Helianthemum oelandicum ; el pequeño narciso , Narcisus assoanus y otra jarilla de flor blanquecina Helianthemum apenninum, de hojas alargadas con margen revoluto.