Partimos de Santaliestra, cruzando el pueblo en dirección al puente colgante. Edificios construidos tradicionalmente se conservan todavía. Sobre una base de sillares se levantan muros de adobe. Arcillas del Ésera mezcladas con cantos rodados. Viga de madera (¿pino negro?) cañizos entrelazados y posteriormente teja árabe.Lascas de areniscas rematando la faena.
El puente colgante de Santaliestra, sobre el Ésera ya crecido.
A lo lejos se perfilan las ruinas del castillo y parte de la iglesia de San Juan de Besiáns.
El puente medieval de Besiáns, la amplia luz del arco central salva el río y se apoya en dos plataformas
rocosas. La asimetría de los arcos laterales responde a la oportunidad de los apoyos.
Comenzamos a subir los flancos de la sierra de Campanué. Besiáns queda a nuestra espalda y la torre de la iglesia se oculta tras los cenicientos olivos.
La primavera está muy retrasada, tan apenas va apareciendo alguna flor. Una potentilla ilumina el todavía pardo camino. No tuve la prevención de fijarme en las estípulas de las hojas, quizá sea Potentilla neumanniana.
Aunque la vegetación todavía está en su mayor parte dormida, el regalo viene por vía olfativa. El aroma del romero y la aliaga, ya en flor, se mezcla con el de la resina de los pinos. El resultado de estas fragancias desvela el carácter mediterráneo de estos montes. El norte está borrascoso , ráfagas de viento se cuelan estimulando el diálogo de los árboles.
La geología de la sierra, alternancia de calizas y areniscas crea plataformas rocosas, calveros donde crece algún pino aislado
Hemos venido demasiado pronto, y no están visibles todavía las blancas flores de Cistus salviifolius.
La actividad humana interrumpe la continuidad del bosque. Extensos campos avisan de una actividad agraria entre las fragas. Casetas diseminadas, con los tejados espaldados, nos recuerdan tiempos en los que el laboreo del campo precisaba permanecer días fuera de la aldea.
Entre el ramaje de los quejigos comienzan a aparecer las primeras casas de Caballera. De fondo el Turbón.
La actividad ganadera y agrícola ordenadas mediante tapiales.
Torre solitaria de la iglesia de Caballera.
Infinito número de losas de piedra repartiendo el territorio.
Tomamos el camino que nos conducirá en una hora al monasterio de San Martín.
Evolución de las areniscas hacia formas redondeadas. Fracturas por escamas.
Empedrados naturales.
El sendero va ganando altura y nos presenta escenarios de la otra vertiente del Ésera. En medio de estos feraces montes aparece la torre del castillo de Fantova.
La pista sigue la media ladera de la sierra y de pronto se abre la vista hacia el valle del Ésera. Este río ha excavado los conglomerados formando una espectacular curva
En el camino, una huella, creo que de tejón.
Los restos del monasterio de San Martín.
Volvemos a Caballera
Un antiguo camino orillado por muros de piedra nos lleva directamente hacia Santaliestra.
El camino nos conduce hasta un mirador sobre el valle del Ésera, son Santaliestra bajo nosotros.
El sendero va ganando altura y nos presenta escenarios de la otra vertiente del Ésera. En medio de estos feraces montes aparece la torre del castillo de Fantova.
La pista sigue la media ladera de la sierra y de pronto se abre la vista hacia el valle del Ésera. Este río ha excavado los conglomerados formando una espectacular curva
En el camino, una huella, creo que de tejón.
Los restos del monasterio de San Martín.
La hiedra se cuela por las rendijas de los muros construidos a cuerda seca.
Bajamos a la cripta
Interior de la cripta
Volvemos a Caballera
Un antiguo camino orillado por muros de piedra nos lleva directamente hacia Santaliestra.
El camino nos conduce hasta un mirador sobre el valle del Ésera, son Santaliestra bajo nosotros.
Dedicamos unos minutos a contemplar el paisaje, las curvas del río, los pueblos diseminados y las ermitas. Sobre Santaliestra, la ermita de Santiago
El puente colgante por el que pasamos al principio de la ruta.
Santaliestra
Seguimos el camino, ya de bajada. Éste aprovecha las fajas naturales del barranco de las Traveseras.
En rellanos bien orientados al sol crece la coronilla de fraile ( Globularia alypum)
Cantiles fósiles tallados por el Ésera en épocas pretéritas
El Ésera, río que es y será, sigue haciendo su incansable trabajo, regalando a los habitantes de sus orillas fértiles tierras.
Detalles de la ruta:
Distancia recorrida: 23km
Desnivel acumulado: 750m
track de la ruta en https://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=6414494