14 de agosto de 2020. Frente a la incomparable barrera caliza de la sierra Tendenera se alza el Pico del Verde/O Berde. La toponimia es confusa, puesto que alguna cartografía (Prames) la nombra Punta Fazeras, mientras que otras llaman Punta Fazeras a un resalte situado bajo este pico que para la cartografía Prames es Punta Fobarabach. El Verde/O Berde es un espacio de pastos que separa el ibón de Sabocos del valle de la Ripera. En todo caso, este pico de 2288m se encara sin igual a la Peña Sabocos y al Mallo as Peñas.
Si miramos esta zona desde Piniecho, vemos el valle de la Ripera, modelado en valle de artesa, con Punta Escuellas a la izquierda y El Verde a la derecha.
Como ya conté en la subida a Punta Faceras en invierno, salimos de Panticosa para tomar el sendero que atraviesa el puente Zoche y nos lleva a los panares de Panticosa. Es un camino sombreado y agradable junto al río Bolatica que discurre entre quejigos y bojes.
Campanula glomerata aparece en taludes herbosos
También, en similar ambiente, Campanula trachelium
En las espuendas que separan los bancales de los panares de Panticosa, algún majestuoso ejemplar de espino blanco (Crataegus monogyna) nos avisa de las décadas que lleva habitando este paraje. Muy contadas ocasiones he visto ejemplares de troncos tan gruesos.
Hemos superado los bancales y toca subir una interminable pendiente tapizada por el pasto. Detrás queda definida la montaña de Pinecho y su collado
Allium senescens aparece cuando al pasto se unen zonas más pedregosas, con generosa insolación. Estamos en torno a los 1.500 m.
Gentiana cruciata
Dianthus deltoides, un clavel de suelos silíceos, habitual de los pastos.
Galium verum
Tomamos un respiro y aprovechamos para mirar detalles del entorno. Sobre Panticosa, la Punta Cucuraza, destaca con su resalte rocoso. A media altura, entre el bosque, una pared forma otro resalte, Peña del Medio de la que en una ocasión dimos cuenta en este blog.
Parece que la Peña del Medio está concurrida hoy. En estos tiempos de aislamiento, preferimos buscar rutas menos concurridas. Esta que hemos elegido al Verde, está siendo completamente solitaria.
Desde esta posición, en torno a 2.000 metros, tenemos a la vista un buen encuadre de la mallata de Piniecho. Hace unos días hicimos una excursión de exploración por esa zona para encontrar el camino de ascenso. Ahora que ya sabemos cómo se sube, quizá lo intentemos algún día. Desde aquí se ve atractivo el valle colgado del Barranco Varón y el pico de Serrato de fondo.
Abunda Euphrasia salisburgensis y tiñe de pálido rosa los pastos.
También abundan estos cardos, Carduus carlinifolius
Hemos dejado atrás la punta Fazeras, o Fobarabach, según se prefiera. Hasta allí llegamos Diego, Angkor y yo hace un par de inviernos. Todavía nos quedan cien metros más de desnivel, que por estos pastos inclinados se hacen un poco largos.
Por hacer más amena la ascensión, nos acercamos al borde que limita esta montaña por el norte, así dejamos de ver sólo el verde de la pendiente y comenzamos a degustar los amplios panoramas que desde la cima serán todavía más completos. Tenemos a nuestra altura el collado de Tendenera, con el pico Escuellas ensombrecido por las nubes, y la sierra Tendenera a la derecha que ya se adivina como una majestuosa muralla.
Se forman negros nubarrones que presagian lo que será luego una breve granizada, por suerte nada importante
En el collado de Tendenera por momentos se pone más oscuro. Punta Chornaleras, a la izquierda recibe todavía algunas luces, mientras que el pico Tendenera, a la derecha ya rasga las nubes.
Los últimos metros los hacemos por la suave y redondeada cresta. Ya vemos a nuestros pies el ibón de Sabocos
A pocos metros de la cima, vemos que tan solitario este lugar no es, un rebaño de cabras ha elegido este lugar para pasar el mediodía.
Como si añorasen un pastor que les guíe, siguen a Marisol unos metros.
Unos metros más allá de la cima, aproximándonos al borde, contemplamos el espacio de El Verde, que une el ibón de Sabocos con el comienzo del valle de la Ripera. Es un amplio espacio de pastos, jalonado por pequeños humedales que convierten este lugar en un tradicional territorio de pastoreo.
Con calma, pasamos a saborear lentamente el paisaje, tanto como nos deje la evolución del tiempo que cada vez es más amenazante.
Es con estos cielos cambiantes cuando se abre alguna ventana entre las nubes y los colores adquieren tonos sorprendentes.
Disfrutamos contemplando los detalles, así el ibón de los Asnos, y sobre él una discontinuidad en los estratos plegados
O rememoramos jornadas montañeras del pasado, como cuando subimos el Portiello Chetro para ascender Peña Roya y Peña Blanca
Este es Portiello Chetro, aparentemente parece dificultoso, pero que en realidad no entraña mayor riesgo que el que exige la precaución debida cuando se debe subir usando las manos.
Desde nuestra posición, la riqueza de detalles nos hace olvidar el tiempo que llevamos aquí parados. Pero para eso hemos subido. Demoramos la bajada tanto como podemos. Las calizas masivas grises del Forau dos Diaples contrasta con las calizas arenosas pardas que afloran a sus pies. Finas gleras desdibujan estas facies geológicas que encadenan el Cretácico con el Terciario, mientras que las rocas que pisamos son mucho más antiguas, pizarras y calizas tableadas del Devónico, trescientos millones de años entre ambos escenarios. Nada, una minucia.
Peña Sabocos está oculta tras la nube.
No cabe otra cosa que sobrecogerse antes este escenario.
El alto valle del Gállego hasta la divisoria fronteriza.
Bueno, allá abajo está Panticosa, y habrá que pensar en volver, porque además algún trueno lejano comienza a oirse.
Y con la última foto, nos despedimos de este lugar.
Detalles de la ruta y track en