Además de las hayas, el árbol estrella durante el trayecto será el serbal.
El carácter sombrío del primer tramo y la abundancia de hojarasca y suelo orgánico permite la proliferación de algunas setas. Encontramos bastantes amanitas
El río estará presente durante una buena parte del trayecto. Vale la pena desbarrar del camino y asomarse a bellos rincones.
El color del otoño tiñe con timidez algunas hayas del fondo del valle. Los abedules se muestran más verdes y apenas dan tonos amarillos
El río discurre encajado entre las verticales paredes desde las que algunos grandes bloques se han desprendido.
Por encima de la fronda despuntan los riscos que marcan la dirección del valle de Salenques. Nosotros deberemos desviarnos a la izquierda más adelante.
El azafrán silvestre (Crocus nudiflorus) salpica algunos claros del bosque.
Este liquen foliáceo ha desarrollado los órganos reproductores (apotecios) en el extremo de los lóbulos y se recurvan hasta quedar expuestos al exterior.
Un haya ha perdido pie y dejando las raíces al aire cruza el río.
Esta hermosa haya se retuerce sobre sí misma. El movimiento de tronco y ramas da la sensación de que en cualquier momento va a ponerse a caminar.
La humedad ambiental hace que esta nomeolvides parezca una joya de cristal.
En el ambiente nemoral del bosque crece Actaea spicata, ahora en fruto.
Prenanthes purpurea
Ahora ya vemos la agrestes crestas que conducen al pico Salenques.
Saxifraga aquatica está preparada para afrontar el invierno, se ha reducido a los cogollos basales y espera mejores momentos para crecer.
El mismo valle, en el tramo bajo que hemos recorrido al principio de esta ruta. Llaman la atención las bandas de vegetación perpendiculares al eje del valle.
Las barranqueras presentan distintos grados de humedad y presión por movimientos del suelo que discriminan los árboles que allí van a crecer, se forman así bandas simétricas de vegetación en las que los árboles están alineados por especies.
Poco a poco tomamos altura y la vegetación cambia de las caducifolias al pino negro que ya comienza a aparecer.
Como decía al principio los serbales tienen en estas fechas el protagonismo.
Ya próximos al circo, observamos el cambio en la morfología del suelo. La acción glaciar a aborregado los granitos.
El Estany Gran de Anglios es el primero en recibirnos. El pico dels Bous, a la izquierda conserva la nieve reciente.
Rodeamos el primer lago, vamos a recorrer los tres lagos que cubren esta extensa cubeta lacustre. Frente a nosotros el escalón que nos permitiría ir al Estany Cap de Anglios, escondido en un estrecho valle, a la sombra del pico Solana de Llauset
Seguimos girando en esta extensa cuenca y mirando hacia atrás vemos el Estany Gran y los Besiberri de fondo.
Es una perspectiva que nos cautiva
En ese horizonte se presentan rincones que esperamos algún día conocer.
El Estany del Mig es el más pequeño.
El Estany de l'Ubaga se pega al flanco creado entre el Pico dels Bous y el Pico del Cap de Riueño. Por el collado de la derecha pasaríamos fácilmente al embalse de Llauset.
Seguimos recorriendo la cubeta lacustre y podemos ver la pirámide del pico Soubirón
Nos acercamos al collado que se abre al Estany Fe, por donde podríamos bajar para reencontrar el camino de ascenso.
Ya de bajada nos encontramos estas marcas recién hechas en un pino negro. ¿Cuál puede ser su origen?
Track de la ruta y detalles en http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=15252464
Un placer, el paseo virtual por el otoño de Salenques y Anglios. Gracias por compartirlo.
ResponderEliminarAlbert