Nabaín

El pico Nabaín (1799m.) se opone al ímpetu del río Ara y le obliga a retorcerse y estrecharse en congostos antes de salir al campo de Boltaña donde se libera y expande. El aislamiento de esta cima propicia generosas vistas de esta parte del Pirineo al tiempo que esconde un sorprendente pasado geológico. 

Hacemos una ruta circular que tiene en Ascaso principio y fin. La semiderruida iglesia apunta con su tejado a la cima de Nabaín


Casas de irregular aparejo se mantienen en pie a duras penas. Hay alguna casa rehabilitada para turismo rural. Es un lugar donde curar el espíritu de los ruidos modernos.
Deslucidos encalados.
Un reloj de sol, pintado en el s.XIX invita a acercarse "paso a paso para saber la hora en Ascaso"

Junto a la carretera de acceso a Ascaso parte una pista que bordea el pueblo y se dirige en línea recta hacia la cima. El camino seguirá el plano del estrato superior que conforma esta montaña.

Caminamos sobre la roca desnuda, siguiendo hitos que sortean raquíticas matas de erizón. Es roca desnuda. Erizones crecen en fisuras y rellanos. Abundan los fósiles de macroforaminíferos. Estos fósiles proceden de seres  unicelulares con caparazón en forma de espiral que habitaron el mar hace 50 millones de años. Sin duda tenía que ser un mar en el que bullía la vida.

Durante millones de años se acumularon estos seres vivos además de los finos sedimentos en un mar que sufre una reducción en extensión y profundidad como consecuencia de la elevación paulatina de la cordillera. Estos sedimentos forman las capas que posteriormente plegadas forman el relieve en cuesta que ahora remontamos.


En cuanto tenemos ocasión salimos del camino para asomarnos al confín de esta cuesta truncada por la erosión del Ara.


Contemplamos cómo los estratos sobre los que estamos  se prolongan hacia el valle y continúan plegándose en la sierra Ferrera.

Es un potente anticlinal, el denominado anticlinal de Boltaña que ha sido dividido por el río Ara , dejando al descubierto su estructura interna.

Los estratos forman resaltes rocosos en razón de la diferente dureza de los materiales. Es el congosto de Jánovas, tan llamativo cuando se atraviesa por la carretera. La torre de la parroquial de Jánovas asoma junto a los prados.

Desde este ángulo enlazamos mentalmente el flanco de Nabaín con su gemelo al otro lado del valle, en Ferrera


Lactuca tenerrima, escasa planta en el Pirineo, se agarra a una repisa del acantilado.

Volvemos al camino para continuar el ascenso. La pendiente se modera a medida que tomamos más altura y comenzamos a seguir el cordal de la montaña.

Peña Canciás aparece lejana

La monotonía impuesta por el erizón va cediendo. Aparecen otras plantas de clima montano seco: Chaenorhinum origanifolium, Arenaria grandiflora, y asoma entre las grietas Paronychia kapela subsp. serpyllifolia

Cerastium pumilum , planta anual que gusta de suelos básicos y secos.

En la cima de Nabaín hubo una ermita dedicada a Santa Marina. Hoy solo quedan  ruinas.
Desde sus maltrechos muros contemplamos, hacia el sureste, al río Ara a su paso por Boltaña, y más lejos Aínsa junto a la cola del embalse de Mediano.


Si las condiciones atmosféricas fueran buenas tendríamos unas soberbias panorámicas del Pirineo, pero el cielo está cubierto y la atmósfera turbia. Intentamos apurar momentos en los que las nubes dejan algún resquicio.
La Peña Montañesa presenta las bandas inclinadas de calizas que constituyen sus formidables muros.

El macizo de Monte Perdido queda cubierto, pero vemos el inicio del cañón de Añisclo con Mondoto a la izquierda y Sestrales a la derecha, vigilantes guardianes del paso hacia el norte. Esta perspectiva nos permite comparar ese paraje con el lugar donde ahora nos encontramos. Su historia es similar: un gran anticlinal surcado por el río. La diferencia es que en el caso de Añisclo el río corta longitudinalmente el pliegue. Lo parte a lo largo aprovechando la falla que corre de norte a sur haciendo desaparecer la parte central y más elevada del pliegue. En el caso del anticlinal de Boltaña, el río atraviesa transversalmente el pliegue.


El valle de Gistaín, con el macizo de Posets y sus vecinos Eristes.

Hacia el noroeste la sierra de Bolave , antesala de la entrada a Bujaruelo.


Miramos en la cercanía, especialmente al norte, la sierra de Bolave. Distinguimos en la ladera de la sierra los mismos estratos verticalizados que luego continúan en dirección sur hacia Jánovas. Mentalmente conectamos el pico Nabaín con esta sierra, identificándolos como una misma unidad plegada de dirección norte sur que contrasta con el resto de los plegamientos pirenaicos que tienen orientación este oeste. Desde este punto vemos materializado el giro que dio este pliegue haciendo que el anticlinal de Boltaña rotase en abanico sobre un punto central que estaría al norte de la sierra. El pliegue de Añisclo, que vemos paralelo a la sierra de Bolave sufrió el mismo proceso de desplazamiento en abanico.


En las laderas apenas se distinguen las miméticas casas de varias poblaciones.

Campol y San Felices de Ara

Yeba

En lugar de tomar el mismo camino de vuelta, seguimos el cordal de Nabaín para ir a tomar la pista que conduce a Morillo de Sampietro.  No hay camino, sólo algún leve rastro de paso y cañadas antiguas perdidas por la erosión y porque los erizones las han ocultado. Al seguir la cordal de Nabaín podemos disfrutar de hermosas perspectivas de esta montaña.



Encontramos Ornithogalum orthophyllum

Ramonda myconi

Con algo de dificultad para seguir caminos perdidos y encontrar la orientación de vuelta vamos bajando de Nabaín. Al pie de la ladera vemos Ascaso

Ascaso y sus bancales
Valeriana apula, en herbazales menos agobiados por los erizones.





Por fin encontramos la pista que lleva Morillo, y poco antes un desvío que por ruta ya bien marcada nos conduce a Ascaso. ya cerca del final del recorrido pasamos un pintoresco puente que salva unas pequeñas gorgas del barranco.




Marisol, Aurora y yo en Nabaín


Datos de la ruta y track en



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