camino de El Pueyo. Limodorum abortivum

flores de Limodorum abortivum
La naturaleza tiene esencia cíclica. Ya bien lo observaron los clásicos cuando atribuían al círculo y la esfera el significado de la perfección.
Este sencillo principio se cumple hasta en la más simple pieza del engranaje natural.
La producción de materia viva, de compuestos carbonatados, en ocasiones significa aprovechar los desechos, los detritos. Y es aquí donde intervienen bacterias y alguna que otra planta.
Una más de las orquídeas que pueblan el entorno de El Pueyo, Limodorum abortivum tiene la singularidad de carecer de clorofila.
A diferencia de las otras orquídeas que por aquí observamos, no forma hojas basales verdes. En su lugar, presenta unas hojas lanceoladas bien aplicadas al tallo,  de la misma tonalidad violeta que caracteriza a toda la planta. 
Al no producir clorofila los nutrientes que necesita para sobrevivir los extrae por parasitismo de los hongos micorrícicos que encuentra en los carrascales, en una relación simbiótica  muy específica. Es por tanto una planta saprófita, y como tal indirectamente se alimenta de los desechos de otros seres vivos. Esta forma de vida vegetal, separada de la tiranía de la luz para producir nutrientes mediante la síntesis clorofílica, le permite vivir en  las zonas donde el bosque es más denso. No obstante, de alguna manera la luz debe intervenir en su ciclo vital , como delata que en ocasiones su coloración varía entre el azul pálido y el intenso violeta, hecho relacionado directamente con el grado de exposición a la luz.
La veremos en ocasiones formando grupos bastante numerosos, y como es alta de porte, siempre es una sorpresa cuando caminamos por el interior del bosque o por alguno de esos leves senderos que lo bordean en las inmediaciones del Pueyo. No conozco que se le de nombre común alguno por nuestra tierra. Tampoco sé de que haya sido objeto de algún uso. Su específico abortivum no se refiere a una propiedad específica, sino a la diferencia en la conformación de las hojas dentro de su familia, que al ser como largas placas escamosas, son como abortos  ,mal conformadas hojas  que caracterizan a las orquídeas.  En realidad la naturaleza es sobria: no produce lo que no se necesita. Sabia lección.


Camino de El Pueyo.Jasminum fruticans."jazmín"

A la oscura sombra del olivo crece la fresca mata del jazmín. Los alargados tubos de sus flores abren los labios proyectando como si fuera música el leve aroma de su néctar.
El jazmín está en flor, y con él todos los colores de la primavera que ya está en pleno apogeo.
Único representante en nuestras tierras de la familia de las Oleaceas, forma pequeños matorrales allí donde consigue cobijo en algún quejigo, carrasca o en los centenarios olivos que bordean el camino al Pueyo. Frente al imponente grosor de estos olivos, contrastan las delicadas y flexibles ramillas del jazmín. Esta delicadeza ha sido inspiración de poetas y pintores,quizá embelesados por el suave aroma, la finura de las flores, y la siempre presencia fresca de sus hojas, aunque para ello se fijaron en su pariente, el jazmín que se trajo de oriente y se cultiva en jardines (Jasminum officinale) y que por la palidez  de las flores motivó ser alegoría de la piel y la pureza. Becquer escribía "manos de jazmín" y Lorca "flor de jazmín y toro degollado"
El jazmín, al madurar, produce unos frutos globosos negros, brillantes, que quedan solitarios en las ramillas cuando comienza a perder las hojas.
No es un arbusto que haya tenido secular uso, si no es para agrupar sus ramillas y formar ocasionales escobas.

Castillo Mayor

Como una gigantesca mesa  inclinada, el Castillo Mayor es la antesala de las recias cumbres del Parque Nacional de Ordesa. Mirador excepcional del valle de Escuaín, y hogar de una singular variedad botánica. Escenario del pastoreo pirenaico cuyos cielos surcan buitres y quebrantahuesos.

Como la mañana está fresca debido al nuboso cielo, la ascensión ha sido rápida y cómoda. Veníamos preparados para pasar calor una vez superadas la falda del Castillo Mayor, más boscosa. Ya en el último tramo, mar de rocas, apreciamos la extensión de la gran depresión calcárea denominada el Prado del Cura, donde quedan vestigios del pastoreo secular, así como muestras de su geología karstica que se manifiesta en pequeñas dolinas, algunas aprovechadas para labores pastoriles. Detrás , entre la Peña Montañesa y Sestrales, se extiende en toda su amplitud el valle del Cinca. Al fondo espejea el embalse de Mediano, en tanto alguna cortina de agua se ve caer allá a lo lejos.
















Castillo Mayor es uno de esos mágicos lugares donde los últimos tres metros son capaces de hacernos contener la respiración. Un repentino corte interrumpe la montaña y se precipita hacia Escuaín, que allá abajo se ve asomado a la garganta.Al fondo, cuello Vicenda avisa de la proximidad de Añisclo, y el Circo de Gurrundué demuestra el poder de destrucción del agua y los hielos en la Sierra de las Cutas. Al fondo, como no, Monte Perdido.



























El cañón de Escuaín se alarga y allí aparece Revilla, en la falda de Puntas Verdes. Sus laderas rocosas activan nuestra imaginación  que las hace prolongarse por encima del cañón en suave curva hasta unirse a los cantiles de Castillo Mayor. En nuestra mente forman así las curvas de aquellos anticlinales  y sinclinales que fueron su origen en el nacimiento del Pirineo. Castillo Mayor, un hermoso sinclinal aislado por la garganta que traza el río Yaga.  Las nubes  y las extrañas luces dificultan la visión sobre Cotiella y Posets. Pero allí están todavía con abundante nieve.

















La ruta discurre siempre por la solana, en los primeros tramos protegido por un bosquete mixto con quejigos, boj, algunas hayas donde se acentúa la humedad. Algunas plantas que hemos encontrado por el camino:
Polygala calcarea



En este primer tramo abundan las pequeñas cazoletas, Narcissus assoanus, punteando de amarillo el camino. También vemos las hojas de Lilium martagon, pero todavía les falta mucho para florecer.

Thlaspi caerulens

Iberis amara






























Potentilla neumanniana
El terreno se va volviendo cada vez más árido y rocoso, la vegetación arbórea va siendo cada vez más escasa. Aparece algún pequeño prado, etapas de ramoneo en la ascensión del ganado hasta el Prado del Cura.

Paronychia kapela  spp.serpyllifolia













Anthyllis montana

Hippocrepis comosa
Barbarea intermedia






















Ya en la zona de pastoreo de El Prado del Cura, lugar herboso, descubrimos que la primavera está en sus inicios. Lo que más abunda en este momento es el pálido narciso Narcissus alpestris y Euphorbia cyparissias, que también se adentra en el dominio rocoso que constituye la parte final del trayecto.
Narcissus alpestris






























Euphorbia cyparissias















Acer opalus













Ya en los últimos metros sorprende el desafío de varios solitarios árboles que han hecho su hueco entre el lapiaz. Todavía no han sacado las hojas. Su esquelético porte invernal acentúa la dureza de su empeño.
De vez en cuando, en  un respiro entre tanta roca aparece una tierna prímula.

Primula veris
















Pulsatilla alpina



























Casi junto al vértice geodésico que marca la cima de Castillo Mayor, una pulsátila nos recuerda la reciente retirada de la nieve.











Datos de la ruta:

Fecha 12 de Mayo de 2012

Punto de partida  1.280 mts. Camino de la Montaña de Sensa, Entre Puértolas y Bestué.

Altura cima . 2.020 mts