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Pico Tendenera

2 de agosto de 2.016.  El pico Tendenera, la cima de mayor altura de la sierra del mismo nombre, es como un hito que marca la divisoria entre el Valle del Alto Gállego y el Valle de Bujaruelo. Desde su cumbre la propia sierra muestra toda su complejidad geológica, las abruptas y descompuestas crestas que separan sus picos intermedios. Ofrece al que allí sube una sublime perspectiva sobre Bujaruelo, Ordesa y el sector oriental del macizo de Monte Perdido.
Aunque no ofrece dificultad técnica sí supone esfuerzo por la larga distancia que hay que recorrer. Además el paso rocoso entre sus dos cimas requiere un poco de aplomo para pasar por la losa resquebrajada e inclinada que las separa.
Hemos acortado camino solicitando en Panticosa la llave de paso a la pista que nos permite llegar en vehículo hasta un recodo de la Ripareta, sólo así nos animamos a afrontar su ascenso en un sólo día, nosotros que gustamos de llevar el paso tranquilo y detenernos en multitud de detalles que salen al paso.

Subiendo por la pista de la Ripera la barrera de la sierra cierra el paso con sus imponentes moles. A la izquierda , con su silueta más aguda y piramidal , sobre todas las demás cimas, se yergue el pico Tendenera.


Un desdibujado sendero sube en diagonal hacia el valle colgado que se intuye a nuestra izquierda y por donde desagua el barranco de Tendenera Para tomarlo subiremos casi hasta que la pista desaparece.



















Las pedrizas que atravesamos  sirven de sustento para este té de glera (Nepeta nepetella) que abunda en esta ladera. Estamos a 1.700 metros.
























Acercándonos a los resaltes rocosos que rasgan la ladera encontramos  Erodium foetidum subsp. glandulosum, también en torno a los 1.700m. Sus característicos dos pétalos con venas purpúreas siempre atraen a la cámara de fotos.

























Poco antes de entrar en el valle volvemos la mirada atrás para ver la línea que forman la peña Las Blancas, el Mallo Forato y la Peña del Verde del Verde Hemos dejado el coche en la curva cerrada de la pista.


























El primer tramo es algo monótono. Extensos prados de altas hierbas que suben sin cesar en dirección al collado de Tendenera. A nuestra derecha las cimas casi quedan ocultas.

Van animando el camino algunas plantas vistosas , como Scutellaria alpina. Ya estamos a 2100m.














Gypsophila repens forma algún pequeño césped sobre suelos menos profundos















Invertimos una buena parte de tiempo para recorrer este valle solitario. Es una zona alejada de las grandes rutas de montaña, por lo que aunque en pleno agosto no nos encontramos más que con un pastor que lleva su rebaño a los pastos altos. Al frente se abre el puerto de Tendenera y a la derecha se comienza a dibujar más de cerca el Pico del mismo nombre.






















El pico Tendenera visto desde las proximidades del cuello de Tendenera. Es la cima que se aprecia como más elevada, a su izquierda una antecima  y entre ambas un paso que es el más expuesto y aéreo. Desde aquí se aprecia la verticalidad de sus paredes formadas por la exfoliación de multitud de estratos que parece vayan en zigzag, en unas compresiones inverosímiles.


Desde el cuello de Tendenera , mirando hacia el camino recorrido.





















Una vez en el cuello Tendenera, se abre una panorámica nueva: La Faja Basarán que está por encima del valle de Otal. De fondo comenzamos a ver el dominio de Bujaruelo y Taillón. Pero es preciso no quedarse aquí , porque la mejor perspectiva la tendremos si recorremos unos metros más arriba hacia el oeste.



Aquí sí que tenemos una visión con una calidad paisajística sin comparación: Estamos sobre el circo y valle de Otal, que se extiende rectilíneo hasta su confluencia con el valle de Bujaruelo. El puerto de Bujaruelo lo tenemos enfrente, para ver a la derecha, ya en las altas cumbres los flancos del Taillón y más allá hacia el macizo del Monte Perdido. En primer término a la izquierda vemos el trabajo en fajas del modelado glaciar sobre los puntos débiles de los estratos, así formando la faja Basarán. A la derecha se extiende la sierra del Turbón recta, bajo cuyo vértice se encuentra San Nicolás de Bujaruelo, es homogénea en la zona más distante se aproxima hacia nosotros con un resalte rocoso un poco más elevado: el pico Royo. Ya más cercano, el Pico de Otal o peña Arañonera, con un zócalo de calizas grises en su parte media y una endiablada cresta vertical. Le siguen, más cerca de nosotros diversas peñas sin nombre y menor altura, pero de singular belleza en sus formas.




Un detalle de la sierra de Turbón, donde se aprecia el milhojas de sus verticales estratos




















Al igual que en las peñas que contornean la sierra Tendenera

















En esta ocasión nos acompañó nuestra hija menor Aurora, pero llegados a este punto las molestias que tiene en una pierna le impiden seguir subiendo. Quedan 440 metros de subida. Marisol se queda con ella haciéndole compañía y disfrutando relajadamente del paisaje. Las veo felices, me subo tranquilo.
























A partir de este falso collado  el terreno se vuelve totalmente rocoso. El paraje muestra una gran actividad kárstica. Terreno para alguna planta rupícola y calcícola en torno a los 2.500m.

Geranium cinereum
















Sedum atratum, con la floración pasada.















Arenaria moehringioides
Ganando altura la panorámica se abre más. Aparece a la izquierda el Vignemale.

Siguen apareciendo algunas plantas de alta montaña.

Pritzelago alpina, en pequeñas  fisuras de la roca. 2.550m.
Leucanthemopsis alpina, alegrando algún breve rodal de hierba

Armeria bubanii
Hay que seguir por el caos de rocas con la mirada puesta en las cimas, sorteando algún resto de nevero y alguna dolina que en este terreno calizo se ha formado.

Sucesivos escalones nos alcanzan hasta la loma superior, muy cómoda y con subida evidente.

He fotografiado muchas veces Linaria alpina, y me resisto a no fotografiarla de nuevo, aparentemente tan frágil entre estas venteadas crestas.

Plantago alpina también la encuentro a medida que asciendo ya por los 2.650m


Ranunculus alpestris
También aparece el testimonio de un ciclo de la Tierra muy lejano. Este fósil de un gusano contiene cristales de calcita. Muy bonito.

Ya a 2.750 m las vistas ganan considerablemente.
Caminando por la cresta, ya a 2.800 m puedo ver cómo el valle de Ordesa se adentra girando en una cerrada curva. En las montañas próximas las rocas giran, se retuercen, tal es el poder de la Tierra.
De Mondarruego a Gabieto y Taillón. Detrás el Monte Perdido

Es bella la cresta y el paisaje que le rodea.
Incluso aquí la vida se abre camino. Artemisia eriantha


La cresta se estrecha y para llegar a la cima principal hay que pasar por este angosto paso. A primera vista parece que todo se vaya a desmoronar, pero afortunadamente es firme, aunque muy aéreo.

Mirando hacia atrás, este paso no inspira mucha confianza, pero habrá que volver por alli. No pasa nada es fiable.

Hacia el sur, veo desde los 2850m de este pico el barranco del Puerto, que termina algo arriba de Yésero, perpendicular a este valle la sierra dominada por el Erata y el Pelopín. Tierra de Sobrepuerto. Qué bien lucen en el fondo Oroel y Canciás, y qué clara se ve la linea de Guara.

Si es sorprendente lo visto hasta ahora, al llegar a la cima se despliega la sierra Tendenera en toda su longitud. Sinuosa cresta afilada que enlaza cimas. En línea con esta sierra se ve perfectamente la continuidad con la sierra de la Partacua, que continúa hasta Collarada. El juego de grises y ocres es magnífico.




La mirada no se detiene y sigue girando hacia el sur

En dirección hacia el Alto Gállego el color cambia hacia las oscuras pizarras y grises granitos. Son Argualas, Garmo Negro, Infierno. 

Cumbres, valles, circos y crestas . Vignemale como primer motivo

Lejanos valles, el picoSestrales, sobre el cañón de Añisclo y de fondo el Castillo Mayor. Son tierras del Sobrarbe. Quizá la distancia esté sólo en nuestra mente.

Esta vez tengo que hacerme yo la foto. La compañía está abajo esperando. Bien, creo que con lo fotografiado ellas querrán intentarlo de nuevo. Vale la pena.
Detalles de la ruta
desnivel acumulado 1.200m
distancia recorrida (ida y vuelta) 12km
Altura de P. Tendenera 2.845 (IGN)

Track de la ruta para visualizar mapa en :



Pico El Verde

 14 de agosto de 2020. Frente a la incomparable barrera caliza de la sierra Tendenera se alza el Pico del Verde/O Berde. La toponimia es confusa, puesto que alguna cartografía (Prames) la nombra Punta Fazeras, mientras que otras llaman Punta Fazeras a un resalte situado bajo este pico que para la cartografía Prames es Punta Fobarabach. El Verde/O Berde  es un espacio de pastos que separa el ibón de Sabocos del valle de la Ripera. En todo caso, este pico de 2288m se encara sin igual a la Peña Sabocos y al Mallo as Peñas.



Si miramos esta zona desde Piniecho, vemos el valle de la Ripera, modelado en valle de artesa, con Punta Escuellas a la izquierda y El Verde a la derecha.


Como ya conté en la subida a Punta Faceras en invierno, salimos de Panticosa para tomar el sendero que atraviesa el puente Zoche y nos lleva a los panares de Panticosa. Es un camino sombreado y agradable junto al río Bolatica que discurre entre quejigos y bojes.

Campanula glomerata aparece en taludes herbosos

También, en similar ambiente, Campanula trachelium

En las espuendas que separan los bancales de los panares de Panticosa, algún majestuoso ejemplar de espino blanco (Crataegus monogyna) nos avisa de las décadas que lleva habitando este paraje. Muy contadas ocasiones he visto ejemplares de troncos tan gruesos.

Hemos superado los bancales y toca subir una interminable pendiente tapizada por el pasto. Detrás queda definida la montaña de Pinecho y su collado
 

Allium senescens aparece cuando al pasto se unen zonas más pedregosas, con generosa insolación. Estamos en torno a los 1.500 m.

Gentiana cruciata
Dianthus deltoides, un clavel de suelos silíceos, habitual de los pastos.


Galium verum
Tomamos un respiro y aprovechamos para mirar detalles del entorno. Sobre Panticosa, la Punta Cucuraza, destaca con su resalte rocoso. A media altura, entre el bosque, una pared forma otro resalte, Peña del Medio de la que en una ocasión dimos cuenta en este blog.
Parece que la Peña del Medio está concurrida hoy.  En estos tiempos de aislamiento, preferimos buscar rutas menos concurridas. Esta que hemos elegido al  Verde, está siendo completamente solitaria.

Desde esta posición, en torno a 2.000 metros, tenemos a la vista un buen encuadre de la mallata de Piniecho. Hace unos días hicimos una excursión de exploración por esa zona para encontrar el camino de ascenso. Ahora que ya sabemos cómo se sube, quizá lo intentemos algún día. Desde aquí se ve atractivo el valle colgado  del Barranco Varón y el pico de Serrato de fondo.

Abunda Euphrasia salisburgensis y tiñe de pálido rosa los pastos.

También abundan estos cardos, Carduus carlinifolius

Hemos dejado atrás la punta Fazeras, o Fobarabach, según se prefiera. Hasta allí llegamos Diego, Angkor y yo hace un par de inviernos.  Todavía nos quedan cien metros más de desnivel, que por estos pastos inclinados se hacen un poco largos.

Por hacer más amena la ascensión, nos acercamos al borde que limita esta montaña por el norte, así dejamos de ver sólo el verde de la pendiente y comenzamos a degustar los amplios panoramas que desde la cima serán todavía más completos. Tenemos a nuestra altura el collado de Tendenera, con el pico Escuellas ensombrecido por las nubes, y la sierra Tendenera a la derecha que ya se adivina como una majestuosa muralla.

Se forman negros nubarrones que presagian lo que será luego una breve granizada, por suerte nada importante

En el collado de Tendenera por momentos se pone más oscuro. Punta Chornaleras, a la izquierda recibe todavía algunas luces, mientras que el pico Tendenera, a la derecha ya rasga las nubes.

Los últimos metros los hacemos por la suave y redondeada cresta. Ya vemos a nuestros pies el ibón de Sabocos

A pocos metros de la cima, vemos que tan solitario este lugar no es, un rebaño de cabras ha elegido este lugar para pasar el mediodía.

Como si añorasen un pastor que les guíe, siguen a Marisol unos metros. 

Unos metros más allá de la cima, aproximándonos al borde, contemplamos el espacio de El Verde, que une el ibón de Sabocos con el comienzo del valle de la Ripera.  Es un amplio espacio de pastos, jalonado por pequeños humedales que convierten este lugar en un tradicional territorio de pastoreo.

Con calma, pasamos a saborear lentamente el paisaje, tanto como nos deje la evolución del tiempo que cada vez es más amenazante.

Es con estos cielos cambiantes cuando se abre alguna ventana entre las nubes y los colores adquieren tonos sorprendentes.

Disfrutamos contemplando los detalles, así el ibón de los Asnos, y sobre él una discontinuidad en los estratos plegados
O rememoramos jornadas montañeras del pasado, como cuando subimos el Portiello Chetro para ascender Peña Roya y Peña Blanca


Este es Portiello Chetro, aparentemente parece dificultoso, pero que en realidad no entraña mayor riesgo que el que exige la precaución debida cuando se debe subir usando las manos.

Desde nuestra posición, la riqueza de detalles nos hace olvidar el tiempo que llevamos aquí parados. Pero para eso hemos subido. Demoramos la bajada tanto como podemos. Las calizas  masivas grises del Forau dos Diaples contrasta con las calizas arenosas pardas que afloran a sus pies. Finas gleras desdibujan estas facies geológicas que encadenan el Cretácico con el Terciario, mientras que las rocas que pisamos son mucho más antiguas, pizarras y calizas tableadas del Devónico, trescientos millones de años entre ambos escenarios. Nada, una minucia. 
Peña Sabocos está oculta tras la nube.

No cabe otra cosa que sobrecogerse antes este escenario. 
El alto valle del Gállego hasta la divisoria fronteriza.
Bueno, allá abajo está Panticosa, y habrá que pensar en volver, porque además algún trueno lejano comienza a oirse.

Y con la última foto, nos despedimos de este lugar.


Detalles de la ruta y track en