Una vez superados los primeros metros de pista que remontan las antiguas construcciones de explotación de minas de Barrosa, se abre ante nosotros el fondo del valle, con la figura central de los picos Robiñera y La Munia, unidos por el cuello de Robiñera.
La nieve es suficiente como para ponerse las raquetas. Hay alguna traza de esquí. La nieve está dura porque no da el sol en todo el día en este tramo a lo largo del valle. Algunas canales bajan vertiginosas desde la muralla de Esplugaruego que impiden el paso del sol ahora que el día es tan corto.
A la salida de estas canales vemos restos del destrozo hecho por los aludes en la vegetación. Hay zonas con árboles arrancados. Otros han sobrevivido aunque quede en ellos la huella del alud para siempre. Tomamos nota de las zonas en las que el alud llega hasta el fondo del valle con suficiente fuerza como para ser peligroso estar allí en el momento equivocado.
El pacino crea espectaculares cascadas heladas. La compañía de los pinos negros nos dan la proporción de estos saltos congelados.
Una de estas cascadas de hielo tiene nombre propio: Océano Pacífico. Lugar frecuentado por quienes buscan la fuerte emoción de subir estos gigantes de hielo. En este caso 150 metros con tramos de pendiente de 85º.
No es la única. Hay otras más pequeñas, pero muy hermosas.
Hemos llegado al final del valle, y aunque sólo sea por tomar un poco calor del sol decidimos subir en dirección al collado de Barrosa. Poco tiempo podemos disfrutar del sol , pues la sombra sube rápidamente y nos vuelve a alcanzar. Pero al menos podemos contemplar la magnífica vista del valle. Vemos las acumulaciones de nieve que se forman en la repisa superior y que en caso de ser inestables hacen peligroso el tránsito por el fondo del valle, y sobre todo acercarse a las cascadas heladas.
Sabemos que hoy no podremos llegar al collado de Barrosa. No pretendíamos hacerlo, pero queda allí la propuesta para otra ocasión. Hoy sólo queríamos conocer el terreno. La próxima vez , con más tiempo de luz, y quizá con los esquís para progresar mejor por la media ladera, ya que con las raquetas es algo incómodo progresar con esta pendiente.No obstante ya es un regalo la vista sobre el collado de Barrosa y a la izquierda tres tresmiles, los picos de Troumouse , La Munia y Robiñera.
Qué bonito Barrosa, por supuesto también en invierno!
ResponderEliminarEsperamos que hayáis empezado bien el año. Un abrazo. José Vicente