La nieve no abunda, hace mucho que no nieva. Las laderas orientadas al sur muestran los surcos del deshielo y posterior rehielo nocturno. Curiosos diseños efímeros.
Como decía es un paseo corto y fácil, exento de riesgos. Aunque a veces sí está balizada con palos provisionales negros por la vecina estación de Formigal es una buena oportunidad para ejercitar con la gente joven de casa el sentido de la orientación , puesto que no hay sendero, y es raro ver trazas de esquís o raquetas por este lado. Las laderas aparecen venteadas, con las características ondulaciones que dejan al descubierto las zonas más duras. Con todo, encontramos buenos lugares de nieve profunda donde se disfruta más de la raqueta.
Como remolinos de un mar solidificado
En un día de asueto, quedan momentos para la diversión. Marisol y Aurora hacen la "croqueta" en una ladera de nieve profunda.
No se asciende mucho, pero la configuración del valle de Tena, tan amplio y abierto permite contemplar un escenario tan bello como este.
Ya hemos llegado al ibón de Culibillas. No es tan espectacular como otros cercanos, por ejemplo Anayet o los de Ayous, que en invierno presentan una horizontalidad que parece irreal. Como es un pequeño, la ubicación es menos llamativa. Quizá si vemos una fotografía del verano...
Una yeguada pasta apaciblemente el pasto a principios de verano.
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