Quien quiera ver la letrera mayor hará bien en dirigir sus pasos allí donde el bosque de carrasca tenga algún claro, bien junto a una senda escondida o bien en algún que otro calvero, en lugares donde el calor esté asegurado para esta friolera planta. Es común verla aprovechando un suelo pedregoso, desdeñado por otros vegetales.Como es abundante, el caminante no tendrá dificultad para encontrarla. Inconfundible por el porte algo desgarbado, de hojas desmayadas, con un penacho de flores tintadas de marrón formando una cima suelta y globosa. Me llama la atención su aspecto general, pues parece provenga de otras tierras, quizá por su apariencia de pequeña palmera. Es el de las euphorbias un género bien representado en ambientes mediterráneos, pero donde más prodiga su diversidad es en los ambientes tropicales. Quizá por eso, digo, me parece una planta de otras tierras, aun a sabiendas que es planta autóctona. Como cualquier otra de su mismo género desprenderá una savia blanca si se le hiere. Antaño, ésta leche era utilizada como curativa contra verrugas y herpes, debido a que tiene acción corrosiva sobre la piel.
En este uso competía con cualquier otra letrera, pero al ser ésta más grande, la provisión de leche es mayor. Igualmente hay referencias de que fue utilizada como purgante, sobre todo para el ganado. Tiene fama de ser purgante fuerte, por lo que se debería tener cuidado en su administración. Desprende un olor fuerte, aviso de sus principios activos, tan poderosos que también antaño se utilizaba la planta machacada para atontar los peces en balsas y badinas.
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