Hace una tarde espléndida para coger el remo y trazar un sendero de agua que desde Mediano me lleve a Arasanz. No seguiré un trazado recto, sino que describiendo una quebrada línea elijo la Torre del antiguo pueblo de Mediano para que forme el primer vértice de la derrota. La Peña Montañesa ha cubierto su cabeza con un inmenso tocado de nubes.
Un año más las gaviotas se me han adelantado y ya ocupan posiciones en el campanario. Me reciben con sus sonoras risotadas.
Torre de Mediano, junio 2010. |
El agua ocupa la totalidad del embalse, y así lo certifican las ventanas de la torre casi cubiertas por completo. Recuerdo aquel año en el que el nivel del agua estaba en su punto perfecto para hacer un viaje fantástico. En los archivos guardo imagen de aquel año, en el que me sentí brujo entrando en lo alto de la torre por las ventanas convirtiendo la navegación en un fantástico vuelo.
En ocasiones olvido que estoy en el corazón del Sobrarbe, tierra áspera por antonomasia, y engañado por el espejismo del agua embalsada me transporto a lejanas latitudes, allí donde los lagos son naturales y las montañas son tan salvajes como las nuestras.
Pero esto es el Sobrarbe, y donde se guardó el agua se produjo el abandono. No puedo sustraerme a la idea de que el agua ocupa el espacio de las mejores tierras de pueblos que ya no lo son.
Arasanz aparece acorralado por un bosque que ya no se utiliza para leña y que cada año que pasa invade más las añejas piedras.
De nada sirvió a estos pueblos la vigilancia de Muro de Roda.
Ni les protegió el desfiladero del Entremont , ni la fortaleza de Samitier.
Abandonadas quedaron las ermitas y pequeñas iglesias, como la parroquial de Plampalacios, dedicada a San Bartolomé,cuyas paredes lamen las aguas que hace tiempo se tragaron las casas de los antiguos feligreses.
Más fortuna tuvo Aínsa, aupada sobre un cerro, hito que marca el comienzo de nuevas tierras.
Comienza a atardecer, y aunque ya dirijo la proa hacia Mediano, de vez en cuando vuelvo la espalda, giro la piragua en redondo y me quedo embelesado contemplando cómo van tiñéndose las montañas. Sestrales y Castillo Mayor se van tiñendo de negro, mientras que las Tres Sorores y las Tres Marías adquieren tonos rosados.
Track de la ruta (excepto aproximación a Pampalacios) en http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=8239534
Muchos feligreses y mucha mandanga, pero tú bien que te lo has pasado en la piragua...
ResponderEliminarEn efecto, disfruto siempre remando por el embalse de Mediano, pero eso no impide que pueda sustraerme a la realidad que vivieron los que fueron habitantes de estas tierras. Sólo hacen falta ojos para ver.Y por descontado no se me pasa por la cabeza que esas vidas fueran una mandanga.
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