Esta noche ha caído una poderosa tormenta. Un grupo de críos ha llamado a la puerta de los que por aquí estábamos pasando la noche para que les cobijáramos mientras pasaba el chaparrón. Al final, con ayuda de la Guardia Civil, los han trasladado a todos a lugar abrigado. Por la mañana el río amanece teñido de rojo. No obstante parece que el día de hoy va a ser tranquilo y estable... por lo menos hasta el atardecer.
Dejamos Guarrinza para subir por el barranco de las Foyas, camino habitual hacia Acherito.
Los lugares más cálidos sirven de apoyo a Linum bienne. Lino de color azul claro y estrechas largas apuntadas, que arraiga en el talud formado por la erosión del barranco.
Hemos superado el primer desnivel, y ya podemos contemplar un amplio panorama. El barranco das Foyas queda atrás, nos hemos separado ya de él.Miramos hacia el Este y tenemos a la izquierda el puerto de Palo, muga con Francia. El mallo Arañón, muestra la verruga de roca que rompe el verde tapiz. Abajo está Guarrinza, base donde se extiende la manta verde de la Selva de Oza. El Castillo de Acher presenta su silueta de mesa inclinada. Dos valles se abren, el de la izquierda nos presenta las laderas de Guarrinza, en el de la derecha el valle se encajona en el llamado Barranco del Infierno.
Pero nosotros estamos en los pastos alpinos, y esto se aparta mucho del infierno, como muestran estos clavelillos (Dianthus deltoides) acompañados, para conjugar una buena composición cromática, por Galium verum subsp. verum.
Como nos merecemos un pequeño descanso, seguimos disfrutando de la panorámica que continúa hacia el oeste. A continuación del barranco del Infierno, la barrera rocosa que forman el puntal de Lenito, Lenito , el Achar de Forca y la punta del Rincón de Alano. Más cerca de nosotros, la barrera formada por Chipeta alto, Petraficha y Quimboa Alto, La Gorreta d'os Gabachos, y asomando el Mallo Acherito.
El ibón de Acherito produce rezumaderos de agua que son rápidamente aprovechados por plantas ávidas de agua como son Primula farinosa
Scilla verna
Pinguicula grandiflora.
Las aguas del ibón de Acherito ocupan una cubeta sobreexcavada en las areniscas y lutitas rojas depositadas durante el carbonífero, al ser débiles ante la erosión, contrastan sus formas suaves con las abruptas paredes de las calizas que cierran el circo por el oeste. Estas calizas han formado mallos y peñas de potentes paredes verticales. A la izquierda la Peña del Ibón.Haciendo horquilla la Punta d'a Ralla. A la derecha el Mallo las Foyas, que es hacia donde ahora nos dirigimos.
La destrucción de las calizas forma un canchal donde prospera este bello ranunculo (Ranunculus carinthiacus) cuyos pétalos tienen una textura tersa y brillante.
Una tupida alfombra de Dryas octopetala ameniza la parte superior de la pedrera. Estamos a 2.000 metros, y aunque la altura es modesta, el aspecto de las montañas que nos rodean produce una sensación de mayor altura.
Estamos ya en el collado que separa el mallo las Foyas, a la izquierda, de la punta d'a Ralla, a la derecha, iniciando la cuerda rocosa que lleva hasta la Peña el Ibón. El lago de Acherito descansa allá abajo, plácidamente rodeado de onduladas formas tapizadas de verde. Detrás aparecen las agrestes paredes de Acherito, Ansabere, y de fondo ya podemos observar la Mesa de los Tres Reyes.
Los resquicios de las rocas y las terrazas que forman sirven de hábitat para un buen número de plantas que desafían la altura y los contrastes del clima.
La gayuba, repta y se asoma a los balcones.
La pequeña Iberis carnosa todavía muestra algunas flores entre las suculentas hojas.
Subimos al Mallo das Foyas, pensando que la panorámica será más abierta.
Hacia el Este, la perspectiva de mayor altitud completa horizontes vistos anteriormente. En este caso el valle de Guarrinza que se extiende hasta conectar con el salto que abre el paso a Aguas Tuertas.
En este mismo encuadre, observamos la figura oscura del Midi d'Ossau, tras él los Arrieles y el Palas.
Hacia el Sur Suroeste volvemos a ver el marco rocoso del Ibón de Acherito, con las barreras paralelas que forman Petrechema, los Alanos, y Lenito junto con la Sierra de Bernera, ya en la lejanía.
Completando la visión circular, en este encuadre apreciamos a la izquierda y más atrás la Mesa de los Tres Reyes, y en primer plano la Peña del Ibón y el cordal rocoso que llega hasta Punta d'a Ralla.
Androsace villosa forma pequeños cojines en lugares más abrigados.
Proxima a la anterior encontramos algunos grupos de Asperula hirta, con los característicos verticilos de hojas agrupados de seis en seis.
Unn rellano herboso de la cima sirve de sustento para Pedicularis pyrenaica.
Cerca de allí, en similares condiciones, Pedicularis tuberosa, ejemplar no muy habitual en el Pirineo aragonés.
Valeriana montana.
Comenzamos a descender, pero antes nos detenemos a fotografiar unos sauces enanos que tapizan el cascajal. Salix Pyrenaica, pie hembra.
Salix pyrenaica, pie macho.
Hemos bajado al ibón, y tras un prolongado y relajante descanso al borde de sus sosegadas aguas, nos planteamos seguir camino en dirección al Pico de la Chourique, sabemos que ya es tarde para subir a él, pero nos apetece aproximarnos lo más posible. El cambio de perspectiva, nos regala una vista del ibón de Acherito y del Mallo de las Foyas al que hemos subido (extremo derecha de la barrera rocosa)
Caminamos por las redondeadas laderas herbosas. El Chipeta alto aparece ahora como una tabla horizontal de roca. El Petraficha proyecta hacia el valle su espolón rocoso, y le imita el Quimboa Alto.
Siguiendo las lomas herbosas hemos llegado lo más lejos que el tiempo de vuelta y el tiempo atmosférico nos aconsejan. Vemos cómo las lomas terminan en un promontorio rocoso que es el Pico de la Chourique, asoman detrás de él alguno de sus dientes. Detrás la fabulosa perspectiva del mallo de Acherito y Petrechema.
El mallo de Acherito, Sobarcal, Petrechema, Mesa de los Tres Reyes
Emprendemos la vuelta. Un esfíngido está libando en las flores de la viborera (Echium vulgare subsp. vulgare)
Poco más abajo un lución, lagarto carente de patas, cruza delante de nosotros con la parsimonia que le caracteriza.
Poco más abajo un lución, lagarto carente de patas, cruza delante de nosotros con la parsimonia que le caracteriza.
La vuelta la hacemos siguiendo el cordal de lomas que forman frontera con Francia, lo que nos permite asomarnos al vecino valle de Ansabere , una balsa permanente crea un lunar de cielo en el prado, en la lejanía el francés pueblo de Lescún.
Datos de la ruta:
Distancia recorrida (ida y vuelta) 15 km
Desnivel acumulado: 1154m.
Punto de partida: 1184m.
Mallo das Foyas: 2117m
Track de la ruta
http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=8232715
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